Vacunas y derechos

Las vacunas son el objeto del poder, de la opinión pública y del futuro de la humanidad, en ese orden.

Son objeto del poder, porque hemos visto en la última semana cómo los gobiernos han elaborado listas de personas a quienes consideran más importantes para recibir en la primera tanda la inmunización al virus. En Argentina, en Perú y en nuestro país, han sido invitados personajes que nada tienen que ver con la lucha contra la enfermedad y muchos de ellos han aceptado.

¿Por qué se vacunan en primer lugar antes que los médicos, las enfermeras o quienes tratan con el virus a diario? Porque se creen superiores a los demás, porque consideran que su existencia es más válida que la de sus semejantes; eso indica que su calidad humana es inexistente y siempre han visto por su beneficio propio.

Son objeto de la opinión pública, porque la planificación del programa de vacunación indica que el Estado es o no un buen organizador de la cosa pública. Y estamos constatando que en este estado de la situación, lo que menos se quiere demostrar es que desde lo público la sanidad funciona, entonces nos están posicionando un tema manido: el Estado es un pésimo planificador y administrador.

Son el futuro de la humanidad; no porque al vacunarnos podamos vencer al virus o por lo menos tenerlo a raya, sino porque no vacunarse es la salvación, para un grupo de habitantes que piensa que las vacunas son malas, y más aún las que se producen contra la Covid. ¿Por qué? Porque nos están infectando y todas las vacunas llevan elementos que a futuro pueden ser cancerígenos o generar malformaciones…

…Entonces, para este grupo de seres humanos, no vacunarse es la solución para no convertirse en mutantes, en zombis o en despojos de la raza humana…

Las vacunas nos ayudan a ser iguales entre seres humanos, nivelan nuestras defensas, y por ello cuando somos niños nos las dan de manera gratuita porque es un deber del Estado y un derecho humano, y como todo derecho no es VIP ni exclusivo.