Vacunación, el nuevo orden mundial

Lo ocurrido en Australia, con respecto a la deportación del tenista Novak Djokovic, evidencia que en la inmunización contra la Covid-19 rige un nuevo orden mundial. Meses atrás ya se hablaba de países que negaban visas a viajeros que no contaban con la carta de vacunación completa. También de gobiernos que ponían, como requisito de ingreso, vacunas provenientes de determinados laboratorios. En este punto de la pandemia, y con Ómicron elevando el número de casos a un ritmo vertiginoso, la única alternativa es vacunarse.

¿Realmente lo es? Hay personas como Djokovic que están dispuestos a poner en juego su carrera profesional antes que dar su brazo a torcer. Australia es para el serbio lo que es la cancha de arcilla para Nadal o la de Wimbledon para Federer. Aun así, declinó las condiciones propuestas.

Para quienes hemos seguido su trayectoria, entristece que haya perdido la oportunidad de anotarse un Grand Slam, pues ya no podrá ganar los cuatro títulos en este año, ni en los próximos tres, si es que no apela a la sentencia. Parecería una sanción extrema, pero cuando se piensa en lo que han sufrido los australianos con la pandemia, el bien común prevalece sobre los privilegios de una súper estrella del tenis.

Djokovic tampoco estará en París, porque el gobierno francés también ha determinado que exigirá la pauta completa a los tenistas que participen en Roland Garros. España se suma a la iniciativa: sin vacuna no habrá manera de participar en torneos oficiales.

¿Quién diría que un virus alteraría el orden mundial? Hoy en día, el documento más importante es el pasaporte de vacunación. Y por como se proyectan las cosas, cada seis meses estaremos obligados a ponerle un nuevo sello, porque las restricciones van a recrudecer, antes que relajarse. Y quienes decidan quedarse con el pasaporte en blanco, más vale que contraten buen servicio de wifi, y que se compren una linda televisión, porque al paso que vamos, no pasarán de su sillón.