Un año de retos pendientes

En abril del año pasado, el Banco Mundial definía, dentro de su visión general de Ecuador, varios de los retos que el país enfrentaba en dicho momento, tomando en especial atención la crisis causada por la pandemia, los problemas estructurales y los consecuentes desafíos que tendría que enfrentar el Gobierno entrante; ese Gobierno cumple hoy un año, haciendo frente a una población mayoritariamente escéptica ante su accionar.

Uno de los primeros desafíos que establecía el Banco Mundial era abordar los retos inmediatos asociados a la crisis sanitaria, como contener las nuevas oleadas de contagios y acelerar la campaña de vacunación. En efecto, la gran obra del presente Gobierno fue la vacunación amplia y acelerada; pero en este punto parecería ser su ‘one-hit wonder’.

En el plano económico, el Banco Mundial indicaba que Ecuador necesitaba volver a equilibrar sus finanzas públicas para evitar un aumento insostenible de la deuda mientras fortalecía la confianza en la estabilidad macroeconómica y la dolarización. Muchos de los esfuerzos del Gobierno se han dirigido a reducir el déficit fiscal, que se estima se ubicará en un 2% del PIB para este año, frente al 4% de 2021 y al 7,8% de 2020. No obstante, este manejo se ha contrapuesto a la inversión social y a la inversión en salud y seguridad; que hoy son los campos en los que se requieren acciones integrales y urgentes.

Existe una clara falta de acciones en la política social, justamente en un contexto en el que más se las necesita. Ampliar el acceso y mejorar la calidad de los servicios públicos; mejorar la eficiencia y el aumento gradual del gasto en salud, educación y protección social; proteger a la población más vulnerable; y mejorar el acceso a las oportunidades económicas, por medio del diseño de políticas públicas basadas en evidencia, son retos que todavía siguen pendientes.