Una lágrima más por Venezuela

Ugo Stornaiolo

En la Venezuela de Maduro, “el Stalin del Caribe”, ya nada sorprende. Se ganan elecciones perdiéndolas, como señalaron los conteos rápidos. ¿Para qué hacerse lío en las calles y en los recintos electorales, si todo se cocina en el Consejo Nacional Electoral, organismo al servicio del sátrapa de turno, como lo era desde tiempos de Hugo Chávez.? El presidente de ese organismo, Elvis Amoroso, es muy “Amoroso” -su apellido- con Maduro.

Once años no fueron suficientes para que Maduro muestre su ineptitud. Pesan sus alianzas con la Rusia de Putin, con China, Irán y otros países que sostienen a esta dictadura caribeña (como a las de Cuba y Nicaragua). De nada sirve la diáspora de más de 8 millones de venezolanos, huyendo de las arbitrariedades y la persecución. Tras estos comicios, claramente amañados en favor del régimen, se anuncian más salidas forzadas. “Alerta que camina: la mochila venezolana por América Latina”. Ya no la “espada de Bolívar”…

Se seguirá escuchando que triunfó la democracia, pero no del que vota, sino del que cuenta los votos, como pasa en Venezuela con los organismos cooptados por el “Stalin caribeño”. Pasarán otros siete años y Maduro seguirá engordando su poder (no es una metáfora). Sabe que si abandona terminará como Saddam Hussein, Ghadaffi o Ceasescu. Ceaușescu

No faltan voces de apoyo de tipos como Correa, Díaz Canel, Ortega y cualquier aspirante a dictador que pulula por la región. De poco sirven las protestas de María Corina Machado, una verdadera líder, y del candidato González Urrutia ante la ONU y la OEA. Venezuela es un paria fuera de muchos organismos, es un país donde no existen libertades, más que las del grupo en el poder, secundado por los militares y por los narco-carteles, como el de los Soles.

Ya salieron Maduro y Diosdado Cabello a decir que fueron unas elecciones “limpias y transparentes” donde “no hubo injerencia del Imperio, de la derecha fascista o del departamento de Estado”. Pasarán 65 años, como en la Cuba de los Castro. Con Maduro van 11 años y desde Chávez, 25.

La gente está en las calles exigiendo libertad y la respuesta ha sido con fuerzas policiales y bandas de motociclistas reprimiendo a la gente -hay 14 muertos- que por muchos años “ha disfrutado” las delicias del socialismo del siglo XXI: buscando comida en los basureros y beneficiándose de subsidios que no sirven. Una lágrima más por Venezuela, por los ocho millones de migrantes que huyeron de la dictadura y por los millones más que emprenderán ese camino tras conocer el fraude que se cocinó en el CNE venezolano.