La guerra arancelaria de Trump

Ugo Stornaiolo

Trump lo llamó el “día de la liberación” de EE. UU. Su decisión de imponer aranceles a 180 países agitó a todo el mundo y provocó efectos: contramedidas de países como China y temor por una recesión mundial. Para Trump las medidas son necesarias y permitirán que su país “sea grande nuevamente”, como reza el eslogan de su campaña.

Sin embargo, los primeros damnificados serán los ciudadanos estadounidenses. Buena parte de las tarifas las pagarán los consumidores de ese país. Un Estado que impone aranceles a productos importados sabe que son sus propias empresas las que pagan: una ensambladora de autos en Detroit importa partes y piezas de otros países y pagará aranceles para no detener la producción. Pero, el precio final lo termina pagando el consumidor.

Las medidas patearon el tablero. La guerra arancelaria de Trump empieza a romper las reglas del comercio internacional. A las tensiones ya generadas por acciones unilaterales del mandatario estadounidense sobre Rusia y Ucrania, Groenlandia o el canal de Panamá, se agregan fricciones con Europa, China y más naciones, con consecuencias más allá de lo económico.

La adopción de tarifas o barreras se opone al libre comercio. Afecta al mismo tiempo a agricultores japoneses, productores de vinos franceses o exportadores de cereal europeos. Sin embargo, el conflicto económico entre China y EE. UU. viene desde enero de 2018, cuando Trump, en su primer mandato, impuso aranceles y barreras comerciales a China para que haga cambios en lo que EE.UU. dice son prácticas comerciales desleales y robo de propiedad intelectual.

Trump defiende los aranceles y dice que protegerán la industria estadounidense y reducirán el déficit comercial. Es discutible en tiempos de marcas globales. Apple o Nike dependen de componentes fabricados en el exterior. Las tarifas perjudicarían a las mismas industrias que se quiere proteger.

Para los europeos los aranceles encarecerán productos esenciales (alimentos y medicinas) y afectarán a los más vulnerables. China respondió con represalias. Habría un estancamiento de la economía mundial, la redefinición del orden geopolítico y la división entre países que antes cooperaban.

El impacto de estas políticas es significativo. Altera cadenas de suministro internacionales, obligando a muchas empresas a reconsiderar dónde y cómo obtener sus productos, incrementando los costos de producción y disminución en la competitividad de ciertos sectores. Es una confrontación entre proteccionismo y globalización.