Dolarización: ¿cuál es la verdad de los correístas?

Ugo Stornaiolo

Apurados y sospechosamente antes de las elecciones, los asambleístas correístas quieren al dólar como moneda oficial en la Constitución, contradiciendo a los líderes de RC, detractores de la medida de Jamil Mahuad en el 2000, a populistas como el expresidente Rafael Correa, al candidato vicepresidencial –y asesor de Hugo Chávez– Diego Borja (escribía en agosto de 2000 “una vía ordenada para salir de la dolarización y no morir en el intento”) y al excandidato presidencial Andrés Arauz, a quienes les molesta que la moneda estadounidense sea la de curso legal. El populismo necesita imprimir billetes, aunque las experiencias de Argentina y Venezuela prueban cómo la inflación afecta a los más pobres.

Correa fue crítico de la dolarización y lo planteaba antes de ser presidente. En Revista del Sur N.º 160 (abril-junio 2005) “Dolarización y Políticas Alternativas”, señalaba: “la búsqueda de una salida ordenada, dadas las condiciones externas, tal vez es el momento apropiado para ensayar una salida ordenada a la dolarización, antes que los fundamentos económicos se deterioren aún más”.

Eran cuatro etapas. La primera, “para disminuir la vulnerabilidad del sector bancario para lo cual se requeriría la obtención de grandes reservas de divisas –liquidez– por medio del apoyo de organismos internacionales y/o ventas anticipadas de petróleo, para respaldar al sistema bancario y resistir cualquier corrida de capitales”.

En una segunda, “se introduciría la nueva moneda nacional y se iniciaría un período de bimonetarismo con paridad fija, tal como la convertibilidad argentina”. Se quiso aplicar la convertibilidad y bimonetarismo en el gobierno de Abdalá Bucaram (1996-1997), asesorado por el argentino Domingo Cavallo, ministro de Economía de Carlos Menem, que aplicó la medida, que derivó en el “corralito bancario” en el mandato del sucesor de Menem, Fernando de la Rúa (2001).

“Una vez desdolarizada en la medida de lo posible la economía, se requeriría de una depreciación de la moneda nacional que corrija la distorsión de precios relativos y que permita emprender nuevamente una política monetaria autónoma y soberana”, en la tercera etapa.

Al final aludía a un método comercial fallido, el S.U.C.R.E. (Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos), que usó Venezuela para no pagar deudas. “…en el largo plazo, debiera existir una cuarta y última etapa de la desdolarización: la creación de una moneda común andina”. Esto le espera al país si gana la candidata del correísmo.