Ugo Stornaiolo
Lo que actualmente sucede es resultado de una mala planificación de muchos gobiernos -sin excluir al actual- por muchas décadas. Los cortes son de hasta 16 horas diarias y las pérdidas son estimadas en $700 millones, según la Cámara de Comercio de Guayaquil. El gobierno anunció la adquisición de generadores móviles para generar hasta 20 megavatios cada uno. Frente a la crisis eléctrica hay que proponer soluciones concretas.
Pero, las soluciones parche no resuelven la crisis. Hay que modificar el sistema actual basado en el monopolio estatal, impuesto en la Constitución de Montecristi de 2008, que deja solo el 10% de inversiones en generación eléctrica al sector privado (los asambleístas de RC rechazan todo lo que “huela a privatización”), mientras los mismos “expertos” que, por décadas, han presentado las mismas soluciones, no consiguen resultados porque siguen esperando “que llueva”, por la monodependencia de las centrales hidroeléctricas (algunas funcionan a medias y otras no funcionan, punto).
El presidente Noboa viajó a Colombia para negociar la adquisición de unos 300MW de electricidad, pese a las advertencias de Bogotá de que no hay excedentes para esta transacción, por lo que no hubo respuesta positiva. Los gobiernos dicen que trabajarán un «plan de acción» para una estrategia a largo plazo. La solución, entonces, es que llueva en Colombia.
Otra solución en el corto plazo es implementar energía térmica, que usa hidrocarburos para su funcionamiento. Algunos lectores proponen posibles soluciones que vale la pena considerar, como que mientras persista esta crisis que afecta la seguridad del Estado, hay que posponer la sentencia de la Corte Constitucional sobre la explotación del crudo del ITT, para producir 50.000 barriles diarios y generar recursos que permitan alimentar las centrales térmicas.
Se debe reformar todo el sector eléctrico, principal responsable de esta crisis, en las áreas de generación, transmisión y distribución. Hay que crear empresas de economía mixta, administradas por profesionales independientes que respondan por su gestión, no por decisiones políticas.
También se podría promover la energía solar doméstica para que muchas viviendas y empresas instalen sus propios paneles, convirtiéndose en generadores independientes. El costo de un sistema doméstico puede ser mayor a $ 6.000, que podría ser descontado del impuesto a la renta por cinco años.
Algunos aportes concretos y viables frente a la actual crisis energética.