Trauma y dolor heredados

Elif Shafak, reconocida escritora turca, exploró el trauma heredado —o lo que se conoce en inglés como ‘inherited pain’en su novela ‘La isla del árbol perdido’ (2021). La obra está contextualizada en el conflicto de Chipre, en el cual griegos y turcos chipriotas se enfrentaron en una devastadora guerra civil que hasta la fecha no se ha resuelto definitivamente. Un tercio de la isla permanece bajo el régimen de Turquía.

El tema principal es ese trauma heredado. Se narra el romance de Defne, chipriota turca, y Kostas, chipriota turco, una pareja que vive un periplo similar al de Romeo y Julieta. Sin embargo, acá no muere nadie, pero sí deben huir a Inglaterra y olvidarse de sus respectivas familias para siempre. En el país inglés consiguen comenzar de cero… o eso creen. Por que Ada, su hija, lleva una carga, un dolor y un trauma que desconoce. Si bien, ella nunca ha pisado Chipre y sabe lo mínimo sobre el pasado tormentoso de su padre, las raíces físicas y genéticas la arrastran a emociones que no entiende.

¿Es posible que carguemos con el dolor de nuestros padres, abuelos, bisabuelos? Sí, es posible. Para explorar más sobre este tema, leí también ‘Oveja negra’ de Cynthia Wright (2022). Su obra no es una novela; es un título de no ficción y de sanación personal. La ecuatoriana cuenta sobre todas las terapias que ha hecho a lo largo de su vida para reconciliarse con su pasado y con el de sus antepasados. En su búsqueda encontró constantes entre los miembros de su familia: enfermedad, dolor, suicidio. ¿Por qué se repiten esos patrones? Dispuesta a cortar el círculo, encontró respuestas claras para una situación que creía irreversible.

Lo mismo ocurre en la novela ‘La distancia que nos separa’ de Renato Cisneros (2021). El periodista y escritor peruano se atrevió a publicar una suerte de biografía sobre su padre, el temido Luis Federico, ‘El Gaucho’ Cisneros, ministro del Interior y de Guerra en los gobiernos de Francisco Morales Bermúdez y de Fernando Belaunde Terry, respectivamente. Pero, su texto no tiene el propósito de ventilar los trapos sucios de ‘El Gaucho’, sino que busca a través de la vida del padre y del abuelo, encontrarse a sí mismo. Cisneros se da cuenta de que repite patrones, de que tiene miedos que no son suyos. La novela hace una profunda exploración sobre los traumas heredados.

Les recomiendo indagar más sobre este tema. Es evidente que, para entendernos mejor debemos mirar hacia atrás, sanar heridas antiguas, curar el dolor de nuestros antecesores y permitirnos un borrón y va de nuevo.