Todos somos Páramo

Manuel Castro M.

 ‘Pedro Páramo’ del mexicano Juan Rulfo es una de las mejores novelas de la literatura universal. Muchas veces una novela nos acerca a la realidad más que la historia, la sociología, la psicología. Vale recordar que aún somos racistas, machistas, feministas; la razón, creo, es que la igualdad solo existe en la matemática o en la geometría, no en la vida diaria y perenne. Es que los humanos no somos iguales sino parecidos, de ahí provienen envidias, amores, odios y tal vez el resto de siete pecados capitales y sus contras de buena fe. Contra lujuria, castidad; contra gula, templanza, etc. Añadiría: contra política, indiferencia suicida; contra fútbol, apagar el televisor.

En la novela de marras el narrador busca a su padre; un desconocido le declara que son hermanos y que toda la gente del pueblo se llama Pedro Páramo. Es un diálogo muy vívido con los muertos que saben el destino de los sobrevivientes, mediante un texto fantástico, cuya moraleja el autor deja a los lectores: perdemos el tiempo tal vez en tratarnos cada uno como único y superior al vecino o a la vecina, al colega. De moda está proclamar que las mujeres son iguales a los hombres, cuando muchas de ellas son mejores.

Un maestro jesuita nos decía en el colegio que, en la vida, cuando dejemos las aulas, encontraremos mejores y peores que uno y que si encontramos dos iguales seguramente serán gemelos. Verdad que completaba: el estudio les hará diferentes y si conocen las humanidades clásicas casi completos. Concluía: claro que desgraciadamente el dinero también te hace ‘mejorcito’, pues hasta ‘blanquea’, viejo prejuicio de un país mestizo. Triste, pero el dinero te hace a menudo ‘noble’, bien parecido e importante, a pesar de que en la forma y en el fondo todos somos Pedro Páramo, hermanos e hijos del mismo padre.

La comentada novela indirectamente se acerca a la historia, sociología, política. Conozco que, en griego, historia significa investigación y verificación. Muchas veces considero que los sueños literarios nos podrían volver más humanos, solidarios y solo iguales en derechos, para no andar en guerras, ambiciones y robos.