Tiempos sin precedentes

“Estoy cansado de vivir en tiempos sin precedentes”, dice una frase viral que contiene, en medio de una broma, una gran verdad. Aunque la pandemia del COVID-19 parece estar cerca de superarse, seguimos viviendo una serie de crisis simultáneas: unas con orígenes recientes y otras que estuvieron en desarrollo desde hace años atrás; unas relacionadas a la pandemia, y otras completamente independientes.

La crisis de las cadenas de suministro que está afectando el comercio mundial, la inflación y la recesión económica, una incipiente crisis alimentaria, el impacto del cambio climático, la crisis energética, el ciberterrorismo, la guerra Ucrania-Rusia y demás conflictos alrededor del mundo (que hacen de ésta la época con más conflictos armados activos desde 1945) son algunos de los retos globales de hoy, muchos de ellos, sin precedentes.

Ecuador no escapa de las consecuencias de las distintas crisis que golpean al mundo, pero, desafortunadamente, no está listo para enfrentarlas. Si en la actualidad nuestras capacidades y recursos se encuentran ya agotados con los problemas internos que vivimos (muchos de ellos, verdaderamente básicos); menos aún se podrán destinar a diseñar políticas de prevención o construir los sistemas necesarios para afrontar los efectos de los desafíos que sobrepasan nuestras fronteras.

Es por esto que cada día que pasa sin que se acerquen soluciones para nuestros problemas inmediatos perdemos por partida doble, porque además nos volvemos más vulnerables a los impactos de las crisis externas. No es posible prepararnos para el futuro si a duras penas nos podemos ocupar en nuestro presente. Y nos encontramos a contratiempo porque ese futuro ya no es tan lejano.