Tiempos difíciles…

Estos son los datos publicados en días pasados por la prensa nacional, en cuanto a la situación financiera del gobierno de Guillermo Lasso, al casi cierre del año 2021:

“…el Gobierno ha tenido que destinar más de $22.800 millones para que la máquina estatal siga funcionando; pero por el otro lado, la recaudación de impuestos y la renta petrolera solo sumaron $14.088 millones. La diferencia de más $8.000 millones tiene que cubrirse con deuda. Hasta el momento, se ha podido conseguir $5.111 millones; por lo que se necesitarían $3.400 millones para cubrir todos los gastos hasta el 31 de diciembre de 2021”.

Ciertamente hay un problema económico que se convertirá en rubro de “atrasos” para iniciar el año 2022, pues los ingresos son insuficientes para sostener el presupuesto del país.

En estos valores el egreso mayor está destinado a pago de sueldos del sector público y con estos montos y desfinanciamiento, pensar en los sectores más sensibles y que requieren prioritaria atención: salud y educación, se vuelve una simple quimera.

Los subsidios a los combustibles, transferencias corrientes a entidades públicas como el IESS, presupuesto para Petroecuador y, en fin, adicionales de compras públicas, intereses de la deuda externa, sumados a la enorme burocracia, nos tienen lejos de ponernos al día, como para comenzar el nuevo año desde cero.

Francamente se la viene muy dura al régimen, aun con las reformas tributarias, porque también hay que tomar en cuenta en la cantidad de demandas en contra del Estado que se ventilan en organismos internacionales como la CIDH (Corte Interamericana de Derechos Humanos) y que a la postre generarán sentencias en contra del país, lo que se significa el pago de ingentes cantidades.

En este contexto los sectores más vulnerables deben ser protegidos a toda costa, no hay como recortar ni un medio más y por ningún concepto en contra de la salud o la educación pública, porque son los espacios a los que tiene acceso la inmensa mayoría empobrecida de ecuatorianos.

Nos va a tocar poner el hombro, no solamente para la vacunación, sino para apoyar las iniciativas del régimen, que con seguridad deberá pensar en formas de endeudamiento para sostener el déficit y también en el recorte de gastos del sector público, en los sueldos de los asambleístas, de ciertos burócratas que por sus ingresos, siguen siendo dorados en un momento de opacidad económica y, definitivamente, castigar ‘quemándoles las manos’, como figuradamente decían los abuelos para sancionar a los ladrones, a toda esa nube de mañosos que en los peores momentos, se vuelven más miserables y buscan la manera de medrar fraudulentamente con los dineros de las arcas fiscales.