¡Tantos candidatos!

Se acercan las elecciones seccionales y, tal como ocurre en las  nacionales, se anuncian una gran cantidad de precandidatos. Si muchos de ellos quedarían en condición de ‘pre’, es decir, posibles candidatos, no habría problema. Simplemente demostrarían el interés que suscita el proceso y las ganas de servir, que deben primar cuando se aspira a trabajar en el sector público y en tareas de liderazgo una elección.

Todos los precandidatos, muchos de ellos sin partido o movimiento político, que perseveran en su intención, buscan un partido, de aquellos ‘de alquiler’, y logran inscribir sus candidaturas. No obedecen a una vertiente o afinidad ideológica, ni son conscientes de la real capacidad que tienen de acercarse al triunfo.

Con candidatos y partidos de alquiler, se compone mucho del espectro electoral de las ciudades y provincias en el país, dejando en vilo a buena parte del electorado que aspira a solucionar sus problemas emergentes.

De esta situación no se salva ni la Capital de la República. En esta elección, como ocurrió en la anterior, la proliferación de candidatos es tal que seguramente quien gane lo hará con una cantidad mínima de votos, lo que no abonará a la gobernabilidad de la ciudad, tanto por el apoyo del electorado como por la presencia atomizada de diversos intereses en el seno del Consejo Municipal.

Lo lógico sería que se aglutinen las tendencias, que se cedan posiciones, que se llegue a acuerdos pragmáticos que simplifiquen los procesos electorales y que aporten a la gobernabilidad que tanto deseamos.

La idea de ser candidatos o candidatas nos dice del interés que despiertan las máximas posiciones de autoridad local, pero deben primar liderazgos que conduzcan a la Capital, así como a las otras ciudades y provincias, a espacios de trabajo que abonen al bienestar de las colectividades a las que se debe servir.