Taiwán, la manzana de la discordia

El jueves Taiwán recibió una nueva visita oficial de Estados Unidos, la senadora republicana Marsha Blackburn. En la puerta del Palacio de Gobierno hizo un video que subió a Twitter, donde afirma: “Acabamos de reunirnos con la presidenta Tsai… Estamos ansiosos por tener una reunión con su equipo de seguridad y de relaciones internacionales. Tendremos la oportunidad de tocar temas como los semiconductores, que afectan … toda la industria tecnológica en EE.UU.”. Dijo también, “Xi Jinping no me asusta”.

Es la cuarta comitiva de políticos estadounidenses que visitan Taiwán este mes. Antes fueron Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, la más polémica; luego el gobernador de Indiana, Eric Holcomb, y el senador Ed Markey. Con Blackburn, son ya 34 congresistas estadounidenses en visitar oficialmente Taiwán durante la administración Biden.

Mientras tanto, el ejército de la China comunista no ha parado de hacer simulacros cerca de Taiwán. ¿Estaremos cerca de un nuevo conflicto bélico, enfrentando esta vez a las dos primeras potencias mundiales?

China nunca se ha apresurado a resolver sus grandes temas. Más bien, espera a que la cosa “caiga de madura”.  Ahora hay una evidente escalada que, pese a que en Ecuador no se discuta de aquello, es, junto con la guerra de Ucrania, el tema más encendido de la geopolítica. Cuesta pensar que EE.UU. haga esto sin calcular las consecuencias. Más bien parece un guion. El propio Biden ha sido enfático, en caso de una invasión a Taiwán, EE.UU. apoyará a la isla.

El forcejeo sobre Taiwán hoy es la disputa por el liderazgo global. Está claro que para EE.UU. el Asia Pacífico sigue siendo prioridad y que no escatimará esfuerzos en demostrarse como la potencia indispensable. Y, con ello, frenando la expansión de China, que insiste que Taiwán no es más que una oveja descarriada a la que hay que poner en horma.