Suspenso

La democracia representativa presupone que el gobierno debe ser elegido por el pueblo, pero en tiempos de internet y furor en las redes, constituye un modelo poco adecuado. La mayoría de electores son gente joven que tienen el impulso, pero no toda la información para el análisis, es donde la habilidad de los manipuladores de información y ‘constructores de imagen’ transforman la escena, incluso fabricando ‘teorías de conspiración’, asumidas como verdades en ambientes donde nadie cree en nadie; entonces las decisiones tendrán alta probabilidad de error.

No solo aquí, ocurre en el planeta. Las multitudes se mueven intensamente por sus emociones y menos por lo razonable, en función de su percepción sobre gobiernos que no son capaces de resolver los grandes problemas de salud, educación, empleo y vivienda.

Gobernantes excusan sus fallas amparándose en escasez de recursos, tema que algunos economistas apoyan, pero la realidad parece señalar factores endógenos a la sociedad misma que, iluminada por creencias impuestas por el mercado sugieren “existes si tienes y gastas no importa lo que seas”, modelo que trastrocó todo aquello que se vino construyendo como racionalidad desde la Ilustración.

Súmase a esto los factores de la relación social que cambiaron abruptamente con la aparición de la tecnología. Entonces, así como tenemos ciudadanos brillantes también tenemos otros que usan su potencial discurso para soltar cualquier estupidez y como los humanos tendemos a crédulos, asumimos supuestos, como ocurrió en Estados Unidos en el ataque al Capitolio, guiados por ese tipo de manipulación, atizado por equívocas creencias de supremacía blanca, crearon un riesgoso caos.

Estamos en días de suspenso, ojalá las cosas terminen bien y sin odios, el país requiere salir del abandono y de la espera de un Mesías.