SRI: Servicio Repugnante e Inoperante

José Alvear

El apetito voraz del Estado obeso al que nos vemos obligados a mantener nos afecta cada vez más. Por eso, al Servicio de Rentas Internas lo llamaremos aquí Servicio Repugnante e Inoperante (SRI), porque tributar en este país es una completa pesadilla. Esto debido a que el papá Estado que tenemos, para asegurar su ingreso, pone a cargo a burócratas. Estos ‘funcionarios dorados’ crean cortinas de humo y nudos de corbata con la aparente intención de obstaculizarnos el camino para pagar menos impuestos. Nos envuelven en una gran confusión a la hora de declarar en los formularios del SRI y logran su objetivo.

A pesar de este mecanismo coercitivo del Estado para sacarnos dinero, el ciudadano debe saber que puede pagar menos, situación que a nadie le cae mal, tomando en cuenta lo caro que es vivir en este país. La tasa de impuesto a la renta para personas naturales se aplica a quienes perciben anualmente $11.200 o más y, en función del nivel de ingresos, el valor a tributar puede llegar hasta el 35%, que es el porcentaje más alto de la región.

En función de tal desastre, es clave respaldar nuestros gastos para evitar que se afecte nuestra liquidez al momento de pagar esta ‘vacuna’ legalizada llamada ‘impuesto’, que al final del día no se sabe a dónde va a parar porque no hay obras, ni servicios públicos de calidad, ni carreteras. ¡Nada!

Lo más triste es que en esa búsqueda por pagar menos impuestos, sin necesidad de evadirlos, nos encontramos con que el ecuatoriano en relación de dependencia laboral es la principal víctima de las ansias desmedidas del Estado. Los trabajadores pueden deducir un máximo de $5.344,08 (7 canastas básicas); ante ello, la pregunta es: ¿No es más conveniente facturar nuestros honorarios?

La historia del que tiene RUC es distinta, pues arma su propia declaración de acuerdo con sus ingresos, pero puede deducirse de gastos en forma más flexible en función —por ejemplo— de gastos de vivienda, educación, arte y cultura, salud, de vestimenta, alimentación y turismo.

La única forma de deducir es presentar las facturas siempre y tener un buen contador. ¿Pretende así el Estado incentivar e incrementar el empleo formal, cuando resulta más oneroso el pago del impuesto a la renta, en el caso de las personas con relación laboral, que aquellas que facturan? Facturar resulta ser la única salida.

En este contexto urge cambiar de mentalidad. Necesitamos reducir el Estado y hacerlo eficiente, óptimo y menos obeso. La Institución tributaria debe ser realmente un Servicio de Rentas Internas y parecerse menos a un servicio de rateros inoperantes. Urge avanzar hacia un sistema tributario en el que exista menos Estado y más libertad.