Sombras políticas

Persistieron en mantenerse ominosas sombras en el firmamento ecuatoriano para impedir que atraviese toda posibilidad de luz que genere posibilidades de bienestar para la esperanzada población, sin reparar que no son estáticas, por lo que fueron desplazadas, abruptamente, por quien podía hacerlo, desde hace tiempo, con voluntad y energía.

Las ensambladas nubes negras de la Asamblea Nacional ya no penden sobre el Ecuador; pero, se generan otras, de la misma estirpe, pretendiendo tomar la posta para continuar desatando pirotecnia ‘fiscalizadora’, bajo el nombre de Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, aunque se presume que serían solo borrascas.

La sucesión es natural, responde al realineamiento programado de condiciones climáticas establecidas en el 2008, movimientos calculados con ayuda terrenal, por lo que muchos ojos ya están atentos a los movimientos sospechosos del Consejo Nacional Electoral, de su servicio informático, en la calificación de candidatos, en el registro de votos.

El ambiente ha mutado. Quienes pretenden provocar nuevas tormentas deben evocar que la neutralización de sus predecesores generó halos de luz, satisfacción, esperanza poblacional, por lo que pretender desatar borrascas del mismo tipo, también provocarían su emulsión.

Desesperan, tienen ofuscación. Su objetivo restableció su calma, pese a la reducción de su mandato. Paradójicamente, ahora sobre ellos se expanden sombras negras, mientras no disciernen que solo en 15 años podrían diluirse sus ilusiones de gobernar el Ecuador durante 300 años con la amañada Constitución del 2008, por lo que comulgarían con el estado de tensión nacional, fuente para articular discursos, supuestamente, ‘salvadores’ y mesiánicos.

Pero también están, en escena nacional, incidentes procesales sobre la base de haber establecido reglas que permiten evasiones de la justicia por sobornos, coimas, sobreprecios, contratos secretos y más, por lo que habrían pensado baladí incluir en el ‘Código de la Democracia’ normas consecuentes de la disolución de la Asamblea, readecuar tiempos fatales del juicio político presidencial, limitar a la Corte Constitucional la calificación de constitucionalidad de decretos-leyes, sin facultad colegisladora excepcional.

Están convocadas elecciones para concluir el período presidencial 2021-2025; urge restablecer al Ecuador como Estado de Derecho. Es posible hacerlo, reemplazando la anómala Constitución del 2008.