Solo futbolistas

No soy hincha de la Selección Ecuatoriana de Fútbol. No creo que un grupo de deportistas exageradamente bien pagados por empresas privadas (eso son los clubes de fútbol del país), sean representantes de lo que realmente es el deporte.

Si bien el fútbol es una pasión, no hay que dejar de lado que los verdaderos apasionados del deporte no están en el fútbol, pues allí se reproduce lo mismo que ocurre en la política: el gregarismo.

Lo gregario es una expresión organizativa de seres en común, pero que no tienen pensamiento, sino que actúan en grupo, como los animales que van en recua, en piara, o como los humanos, en masa.

El fútbol ya no representa un juego nacional. Solo hay que mirar cómo en “nuestra” selección están incorporados los extranjeros nacionalizados, que en dos años han dado “servicios importantes” al país… ¿Y los docentes extranjeros que llevan años aquí, enseñando, investigando? ¿Y los periodistas venidos de otras latitudes? Todo régimen ha nacionalizado a futbolistas porque cotizan más que un docente o que un artista, por ejemplo. El fútbol ha puesto asambleístas, alcaldes y prefectos.

¿A qué viene todo esto? A que el fútbol no es de ninguna nación. Las selecciones ya no representan al juego local, sino las cotizaciones de las figuras internacionales y del mercado de fichajes. Miremos a los deportistas que no son parte de un negocio, que son profesionales y toda su vida la dedican a ello: halterofilia, ajedrez, ciclismo, marcha. Pero no son masivos, y ellos no son gregarios, es decir, piensan lo que quieren, pues el deportista verdadero es pensante y pensador, no solo hace lo que le conviene, sino que establece una estrategia de cómo llegar a una meta en tantos años.

El futbolista gregario solo sigue la corriente como el salmón, que va río arriba, sin estrategia, sin pensar. Y eso le falta al fútbol del Ecuador; carece de deportistas y solo tiene futbolistas.