Solidaridad

Los humanos cuando enfrentamos eventos catastróficos mostramos actitudes buenas y malas que hacen diferencia entre unos y otros. Así ha sido siempre.

Las trágicas circunstancias producidas a consecuencia de un invierno poco común  sumadas a la imprevisión y la falta de ética de los administradores de la ciudad, condujeron a una numerosa pérdida de vidas y heridos como cuantiosos daños materiales, en La Gasca, así como en los cantones cotopaxenses de Pujilí, Sigchos y La Maná, donde una población como el Palmar fue virtualmente arrasada. Estos hechos  generaron sentimientos solidarios que buscan ayudar haciendo llegar alimentos, abrigos y otros enseres que puedan aliviar las penalidades de la población afectada por el desastre.

Algunas empresas ofrecieron ayuda a las personas de La Gasca. En el caso de Cotopaxi, la ACRQ y su presidente, el doctor Germánico Mayorga, promovieron donaciones de aperos de utilidad para los damnificados y dispuso sus instalaciones para el acopio de los bienes que las personas quieran donar. En el caso de Quito se conoce de varias entidades privadas que entraron en acción, incluida la recolección de donaciones que hizo la urbanización del Colegio de Periodistas para entregar a los afectados por el deslave de la quebrada.

Actos como estos devuelven la humanidad a una sociedad decadente, donde los valores creados por el racionalismo están casi evaporados por los modos actuales de vida profundamente individualistas, donde figura el ego en primera, segunda y tercera instancia.

“La solidaridad es la acción de favorecer causas e intereses ajenos en situaciones comprometidas y difíciles”; por eso creemos que hay esperanza de que se recuperen valores y se los adapte a la vida actual que a ratos parece perdida de rumbo y en la que todos estamos a merced de los intereses de pocos, que son capaces de todo por su locura de riquezas.