Ser parte del problema y también de la solución

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Luego de un semestre de gobierno, el presidente Lasso y su equipo ya deben saber qué pueden y no pueden hacer. Con una inflación interanual de 1,8% y un acrecimiento del PIB del 2,6%, según la CEPAL, no tienen otra alternativa que optar por la recuperación de la economía a los niveles prepandémicos e incrementar el empleo adecuado. La clave, entre otros factores, para lograrlo pasa por una reforma laboral flexible y concertada.

El Presidente no lo tiene fácil en este 2022, pues sólo este tema le complicaría mucho la gobernabilidad. A ello se añade el hecho palpable de necesidades ciudadanas represadas; de que el equilibrio entre los ingresos y los gastos del Estado está muy lejos de lo deseable; de que no son pocos entre sus opositores los que buscan tensar la cuerda hasta el límite como forma de chantaje; de que hay una preeminencia de ciertos intereses empresariales por encima de los generales.

La empatía como virtud política ha de ser la clave, así como ponerse en el lugar de los que piensan diferente, aunque lidiar el odio, la intimidación, las amenazas y el señalamiento requiere de un duro caparazón. La constancia debería ser el mejor aliado para mantener la paz social y la estabilidad, y abrir el camino al crecimiento económico, el empleo y el combate a la delincuencia, sin olvidar aquella que generan la corrupción y el narcotráfico.

Son muchos los ingredientes y escasos los manejables por el Ejecutivo. Antes solían decir los entendidos que Ecuador necesita un crecimiento del PIB del 6% durante varios años para encarrilarse por la vía del desarrollo. Las cifras dadas por la CEPAL son descorazonadoras desde esta perspectiva. En un contexto tan incierto como el actual, la inversión extranjera, por tanto, va a ser clave para salir adelante. Sin embargo, ¿en qué sectores?

De la nostalgia no se vive, y del lamento menos. De lo que pudo haber sido y no fue, nadie construye algo útil. Y a la espera de más sorpresas hay que actuar, asumir riesgos y procurar consensos dentro y fuera del Estado. Tras un interminable tiempo de incertezas y miedos quienes tienen la obligación de liderar los cambios que se necesitan no pueden volverse atrás. Además, cada ciudadano es parte del problema y también de la solución.

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