Seguimos fragmentados

¿Qué nos une? ¿Cuándo nos juntamos? ¿Qué necesitamos para dar el primer paso? ¿Por qué es tan importante la defensa del metro cuadrado de cada cual? ¿Cuáles son nuestros temores, prejuicios y sospechas para no buscar causas comunes? ¿Quiénes inocularon la polarización, primero, y la fragmentación, después? Cada pregunta es un debate inagotable, debido a la sensibilidad que puede generar en cada persona las respuestas de los otros.

A simple vista y no porque se transite caminos más rápidos, sin embargo, los deportistas han sido los grandes unificadores del país y abanderados de esperanza y triunfo: Alberto Spencer, Rolando Vera, Andrés Gómez, Jefferson Pérez, Neysi Dajomes, Alexandra Escobar y una decena más de deportistas que no tuvo el apoyo necesario, pero que dieron todo por la tricolor. Por momentos, también propició emoción la selección nacional de fútbol, pero cuando no alcanzaba los resultados, la crítica desnudaba el racismo en contra de los jugadores, situación que merece todo el repudio.

La primera lección es que quienes recibieron poco apoyo (casi ninguno), que provenían de una condición socioeconómica pobre y sin una posibilidad de progreso a su retiro deportivo nos han llevado a la gloria. Entonces, algo se está haciendo terriblemente mal, pues los sectores y actores que reciben más recursos y en cierto sentido tienen seguridad a futuro, no alcanzan ni de lejos los estándares de los mejores, de los campeones, de aquellos que nos sacan lágrimas y luego son olvidados, porque ni el Estado ni la empresa, ni la academia ni la sociedad les abren las puertas. Solo miremos cómo viven varios deportistas de elite.

La segunda lección es que la humildad, la sencillez, el trabajo silencioso, disciplinado y sin poses da resultados, a diferencia del mundo de los flashes, las lámparas y las poses como sucede en la política y en otros sectores. ¿No será que debemos aterrizar y dejar la sobrevaloración o falsos egos e identificar causas comunes y de beneficio colectivo? Algunos ejemplos: la desnutrición crónica infantil, la corrupción y la impunidad, la mala política, el arribismo y el chisme maledicente.