¿Se pudo evitar el aluvión de La Gasca?

26 de febrero de 1975. Tarde lluviosa: “bajan la greda y el aluvión”, advertían los vecinos de La Mariscal mientras guardaban sus autos ante la llegada del deslave. Desde La Gasca, ríos de lodo llegaron a las avenidas Amazonas, Colón y 6 de diciembre. “Un aluvión destruyó todo a su paso en La Gasca (centro norte de Quito). Murieron dos personas y varias viviendas fueron afectadas”, contó la crónica del día siguiente.

Hasta el 2 de febrero de 2022 eran 25 los muertos, 53 heridos, 6 desaparecidos, 348 personas afectadas y 3 casas destruidas (sin contar vehículos arrastrados y viviendas con daños parciales) por el deslave de dos días antes. La cancha de vóley, a la altura del puente bajo la avenida Occidental, sintió el poder de la naturaleza y la imprevisión. Allí jugaban los habitantes de La Comuna cuando pasó. El cartel con las reglas del juego desapareció…

No hay que ignorar las lecciones del pasado. En tiempos del alcalde Rodrigo Paz se emitió una ordenanza prohibiendo construir en la ladera occidental del Pichincha, fijando el límite por donde hoy pasa la avenida Mariscal Sucre. Pero pudieron más los apetitos e intereses de las constructoras y corrupción en la Alcaldía para permitirlo.

No es solo exceso de lluvias -como dice el alcalde Guarderas- lo que causó este desastre. Pasó hace poco, más al norte, en la misma avenida (marzo, 2019) con un derrumbe que bajó desde el Pinar Alto y otro más reciente (2020) en Pomasqui. Las autoridades no pueden culpar solo a la lluvia. En Quito siempre llueve. Ya desde 1975 debió hacerse prevención.

Sorprende la precisión del diagnóstico de los expertos. El riesgo existe, pero urbanizar o invadir laderas, construir el teleférico con tala indiscriminada de árboles allí y en otros sectores, la vetustez y falta de mantenimiento de colectores y embalses de captación de aguas lluvia, demuestran que pudo prevenirse, pero la indolencia de las alcaldías -especialmente las últimas tres- trajo este resultado.

A esto se suma que en zonas como La Comuna (sitio de antiguas invasiones) no se construye vivienda técnicamente, pero las obras que hace el Municipio (postes de alumbrado, colectores y alcantarillas) no deberían fallar. En lugar de llenar el municipio de burócratas debieron invertir en planes preventivos.

Mientras tanto, Quito sigue al garete, sin autoridades. Vendrán los aventureros de siempre a ayudar a los damnificados, buscando sus votos para la elección de 2023. Quito merece mejor suerte, pero los políticos que la han gobernado no dejan.

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