Se hizo justicia

Paco Moncayo Gallegos

El fatídico 30 de septiembre de 2010, a las 07:30, alrededor de 500 policías se convocaron en el Regimiento Quito para protestar en contra del veto presidencial parcial a la Ley de Servicio Público; pocos minutos después, algunos militares se adhirieron a la protesta. En esos momentos de grave tensión, violando todos los procedimientos, el presidente Rafael Correa, hizo presencia en el cuartel policial en actitud desafiante recibiendo, en respuesta condenable, varios vejámenes. Convaleciente de una operación de rodilla, ingresó al Hospital de la Policía y desde allí expidió un Decreto Ejecutivo declarando el estado de excepción en el país.

Posteriormente, pretextando encontrarse secuestrado, dispuso al Ministro de Defensa rescatarlo con empleo de elementos de las Fuerzas Armadas. Acudieron, entonces, el general Freddy Martínez Pico y otros altos mandos policiales y le suplicaron que abandone el hospital ofreciéndole absoluta garantía de su seguridad. Correa respondió que no saldría hasta que llegue el Ejército; Martínez le advirtió que se podría producir un baño de sangre, pero su decisión se mantuvo y el operativo militar tuvo efecto. Resultado: la muerte lamentable del policía Froilán Jiménez y de los soldados Darwin Panchi y Jacinto Cortez.  Hubo, además, 42 heridos del Ejército.

En el caso de la muerte del cabo Froilán Jiménez, el 1 de octubre de 2010 la Fiscalía inició una investigación previa y decidió formular cargos de homicidio contra cinco oficiales, en calidad de autores o cómplices; el 22 de diciembre de 2020, reformuló cargos agravando la acusación a asesinato y el 24 del mismo mes vinculó con iguales cargos a otros cuatro oficiales, añadiendo el agravante de alevosía, por haberse encontrado en servicio activo a la fecha de los acontecimientos; Es fácil de imaginar la desesperación y angustia de sus familiares. Pero la justicia ha brillado. El 17 de febrero de 2023, luego de más de doce años, se emitió su sobreseimiento, dejando sin efecto las medidas cautelares y con un llamado de atención a la Fiscalía.

Nada de esto habría sucedido, tanto dolor se habría evitado, con solamente una actuación prudente y sensata del presidente Rafael Correa. Le juzgará la Historia.