Celebrar a las islas Galápagos

SARA SALAZAR

Sara Salazar

El mes de febrero es un momento de profundo significado para las Islas Galápagos, un tiempo de celebración de dos hitos históricos que marcaron el rumbo del archipiélago: el 12 de febrero, conmemoramos los 192 años de la anexión de las islas al Ecuador, y el 18 de febrero, se celebran 52 años de la provincialización de las islas.

El 12 de febrero de 1833, Galápagos pasó a formar parte del Ecuador, un hecho que transformó la historia de las islas. A pesar de ser un territorio alejado, en ese entonces aún desconocido por muchos, esa anexión sentó las bases para lo que hoy conocemos como un hogar lleno de historia, diversidad y cultura. El pueblo galapagueño, desde sus primeras poblaciones hasta los días actuales, ha mantenido siempre un fuerte vínculo con la tierra, el mar y las tradiciones que se entrelazan entre generaciones.

Y el 18 de febrero de 1973, las Islas Galápagos fueron oficialmente proclamadas provincia, un acto que les dio una identidad administrativa propia y les permitió empezar a gestionar su destino de manera más autónoma, enfrentando los retos que trajo consigo el turismo y la conservación del medio ambiente. Esta fecha, más que un hecho administrativo, representa el reconocimiento del carácter único de las islas, su gente y su cultura.

La historia y transformación donde se celebran las fiestas, con una fuerte presencia de las costumbres locales, la música, las danzas y, por supuesto, la gastronomía. Las festividades no solo son un momento para recordar, sino para revivir y fortalecer las tradiciones que se han mantenido vivas en la cotidianidad de los galapagueños. Las celebraciones suelen comenzar con las danzas típicas, que llenan de energía y color las calles de las islas. Los tambores, las maracas y las guitarras son los instrumentos que acompañan el ritmo de las festividades, mostrando cómo la fusión de culturas ha dado lugar a una expresión única y vibrante.

Pero sin lugar a dudas, uno de los mayores encantos de las fiestas de Galápagos es la gastronomía. Los sabores de las islas son una mezcla deliciosa de lo autóctono y lo mestizo, donde el pescado y los mariscos frescos son protagonistas, y son un testimonio de las tradiciones culinarias que se han preservado a lo largo de los años. Y más allá de la comida, lo que realmente resalta en las fiestas es la gente. Los galapagueños, con su hospitalidad característica, demuestran una vez más su amor por su tierra y su cultura, compartiendo con orgullo sus tradiciones y su modo de vida. Las festividades son una oportunidad para que los isleños, se unan en un mismo espíritu de comunidad y celebración. La alegría, el orgullo y la identidad se viven en cada rincón, en cada sonrisa y en cada gesto de bienvenida.

Estas festividades no solo son un recordatorio de la historia, sino una reafirmación de la resiliencia de un pueblo que ha sabido adaptarse a los cambios, a los desafíos del turismo, y a la necesidad de proteger su frágil ecosistema. Febrero en las Islas Galápagos es mucho más que un mes de celebraciones. Es la celebración de la identidad, de la historia que une a las islas con Ecuador, y de la gente que, con esfuerzo y orgullo, mantiene viva su cultura y tradiciones. Estas fiestas nos invitan a todos a celebrar el legado de Galápagos, a disfrutar de su gastronomía y su música, y, lo más importante, a recordar que en cada fiesta, en cada plato, y en cada danza, se conserva el alma única de este paraíso y su gente.