Sálvese quien pueda

Vivimos bloqueados y fragmentados. Las dos situaciones no son iguales, pero abonan a la ingobernabilidad y la falta de sensibilidad. El bloqueo significa que ninguna propuesta del sector de donde provenga tiene luz verde en los otros, pues se desconoce la legitimidad de que hay perspectivas diversas y distintas de mirar las cosas (analizarlas y resolverlas), mientras que la fragmentación significa que cada cual se protege desde su metro cuadrado. Así no podemos llegar a ningún lugar, obviamente, peor aún, construir un país prometedor para las nuevas generaciones, esos millones de niños y jóvenes que están educándose (los que pueden) y entretenidos en las redes sociales, casi todos.

Llegamos al lugar común del “sálvese quien pueda”, es decir, al renunciamiento de la construcción colectiva de una alternativa para el beneficio común. Ya no importa, entonces, que sea Lasso o sus contradictores quienes propongan algo, ya que las distintas fuerzas políticas juegan al beneficio cortoplacista y, por tanto, efímero, con las honrosas excepciones que son cada vez menos. En este panorama, casi nadie se quiere jugar por la política o, dicho de otra manera, ¿por qué juegan los mismos si los resultados también son los mismos? ¿Qué se requiere para impulsar el cambio? Acaso, debe ocurrir algo muy drástico, pero si ni siquiera el coronavirus conmovió a la clase política; entonces, ¿ qué más debe suceder en un país como el nuestro?

Esta mirada de las cosas no pretende ubicarse en el lado apocalíptico de la historia, sino más bien seguir llamando la atención para actuar de manera urgente en algo distinto. Por ejemplo, salta una pregunta inevitable: ¿cuál podría ser el elemento cohesionador que nos provoque una causa nacional? Está evidenciado que los países que salieron de la crisis tienen en común algo: una identidad a prueba de todo. En ese sentido, ¿qué nos puede sacudir hacia adelante para dejar, momentáneamente, los egos, las vanidades injustificadas y sobredimensionadas?. Cuando responsamos aquello, posiblemente estaremos al otro lado.