Salvatore Foti
El actual mandatario ha empezado su campaña electoral apostándole todo a caerle bien al elector o, al menos, a no generar ningún sentimiento negativo hacia su persona. Daniel Noboa ha entendido que ganó las elecciones pasadas, en parte, gracias a su poca visibilidad y al escaso conocimiento que el público en general tenía de él, lo cual no generaba sentimientos negativos, a diferencia de lo que le sucedió a su rival.
Esta línea ganadora sigue vigente y, por eso, su presencia incansable en las redes sociales más conocidas, donde, además de apuntar a un público principalmente joven y femenino, que representa la mayoría de los electores, se busca simpatizar con la gente o, al menos, no generar sentimientos negativos. En fin, Noboa quiere caer bien.
Ahora, a esta estrategia se le quiere añadir una lucha más contundente contra la criminalidad para parecerse más a Nayib Bukele, ya que no puede ser coincidencia que los delincuentes abatidos por las autoridades hayan incrementado tanto justo antes de las elecciones, y con eso podrían seguramente captar a más indecisos.
Sin embargo, a Noboa lo que le falta es identidad política, ya que no se entiende cuál sea su visión para el país y hacia dónde vamos, mientras que, del otro lado, su principal contrincante lo que más tiene es justamente una clara identidad,ideología y visión política. Además, tiene la ventaja de que puede convertir los desaciertos y malas gestiones de Noboa en factores que empiecen a hacerlo caer mal.
Por ejemplo, la falta de luz se ha vuelto lo que más puede minar la imagen del Presidente, pero nadie ha sido capaz de cuestionarlo con eficacia, y el mandatario sigue siendo el que mejor comunica.
Hoy en día, somos testigos de un enfrentamiento entre la comunicación política hecha a medida de los votantes y las posturas políticas tradicionales que no dejan espacio para la improvisación. Sin embargo, al final, el elector podría inclinarse nuevamente por quien le caiga mejor, ratificando que es ineludible adoptar mensajes mucho más informales y frescos en tiempos de campaña electoral, ya que lo que busca el votante, aparentemente, no sería compatible con las ideologías.