Rusia vs. Ucrania

Por Alfonso Espín Mosquera

Este 24 de febrero, Rusia inicia la ocupación armada de Ucrania, acción bélica que asesina seres humanos, destruye ciudades y estremece al mundo entero.

Ciertamente, la historia de la humanidad confirma invasiones, abusos de poder de unos países sobre otros, con diferentes intereses y matices a su debido tiempo; pero, hoy por hoy, la decisión Rusa de tomarse Kiev, obedece a varias circunstancias: el control geopolítico de la región, las ganas imperialistas de retomar los espacios geográficos de lo que antes fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en fin, la muestra del poderío de Putin para el mundo entero.

Este hecho, la guerra, después de una pandemia de proporciones macros como las que hemos afrontado, acarrea varios eventos importantes, fundamentalmente el dolor, muerte y trauma de seres inocentes, víctimas de las armas militares; la posición de países considerados claves en la vida de Europa, como Alemania, por ejemplo, que ante la invasión a Ucrania se ha mostrado de perfil bajo, tal vez por los intereses económicos, como la recepción del gas desde Rusia; tal vez por un cargo de conciencia histórico ante la ocupación nazi del pasado. Alemania, como aceptando la violencia, se ha dispuesto a ofrecer atención hospitalaria, mucho más después de las declaraciones de su Jefe de la Marina, que indicó abiertamente que hay que ofrecerle respeto a Putin y que Ucrania definitivamente debe aceptar haber perdido la península de Crimea.

Por su parte Putin que no habla ya con ningún líder europeo, alienta a un golpe de estado en Ucrania y llama a desobediencia a sus habitantes; adicionalmente ha lanzado amenazas en contra de Suecia y Finlandia, si se les ocurre entrar en la OTAN, de la cual no es parte Ucrania, organismo que se ha limitado a imponer sanciones económicas a Rusia, pero no participará directamente con contingentes militares, porque esto acarrearía una guerra mundial sin precedentes.

Lo cierto es que el mundo históricamente se ha vivido a la sombra de los imperios, vida en la que la existencia de los pueblos chicos, por muy grandes que sean sus extensiones geográficas, depende de las potencias del momento. De hecho China sobre sus alrededores y aun sobre el futuro del mundo; Estados Unidos de Norteamérica, como “redentor” del planeta, y sus sangrientas intervenciones en Vietnam, Irak, impone una suerte de neocolonias para los países de la región del centro y sur de América y, desde luego Rusia y sus anárquicas políticas sobre sus vecinos de Europa oriental y, hoy, con esta grotesca invasión a Ucrania, que impotente se defiende, es un hecho que desafía la paz del mundo y la incidencia de organismos internacionales.

Cualquier invasión, venga de donde venga, de China, Rusia, EE.UU. u otro, es execrable y merece nuestro total rechazo porque va en contra de las soberanías de cada pueblo, cobra vidas  humanas y altera la paz de la Tierra.