Rumores y mala fe

César Ulloa

No cumple ni dos años este Gobierno y ya se alistan varias candidaturas para el relevo. Valga la precisión, relevo no es tomarle la posta a Lasso, sino más bien deshacer lo que ha hecho o podría hacer. En nuestra cultura política a la ecuatoriana, reinventar y refundar es la consigna. Nada vale ni valdrá del anterior, basta ver lo que se produce desde el mismo día que entra un nuevo inquilino a Carondelet: cambio de papelería con logos y eslóganes, parafernalias en el ceremonial y sellos propios del partido político en el poder. Por eso no caminamos hacia delante ni tampoco hacia atrás, simplemente estamos detenidos en el mismo punto del laberinto de la mala fe, la inmadurez y los rumores. Eso no quiere decir que evitemos las evaluaciones al presidente del turno, pero sí que sepamos ponderar y valorar adecuadamente.

En este mismo contexto, no podemos perder de vista, las teorías de la conspiración que circulan a pocos meses del cambio de autoridades en la Asamblea y en los gobiernos locales. Todos se visten de presidentes o presidentas del recinto legislativo, indistintamente de que hayan hecho bien, mal o de manera mediocre su tarea: legislar y fiscalizar. Entiendo que es muy complejo dirigir la Función Legislativa cuando ni uno de cada diez ecuatorianos cree en su trabajo. Para la anécdota cabe recordar que hace décadas la gente que trabajaba en el Congreso decía con orgullo donde prestaba sus servicios profesionales, ahora es información discreta, casi oculta. Y pensar que los salarios de esta Función salen de los bolsillos del pueblo que la elige y que luego se lamenta.

Febrero que viene es parteaguas, porque la consulta puede dar o restar oxígeno al Gobierno sin que esta sea por sí misma una panacea, más aún si no se vislumbra del Ejecutivo un plan social sostenido, con recursos, resultados e impactos claros. De manera simultánea, la elección de alcaldías y prefecturas reconfigura la relación entre el gobierno central y los poderes locales. La crisis no se agota con las elecciones, pero sí puede tomar otras formas y con otros actores. El país ya no resiste más irresponsabilidad de los políticos.