Gastronomía y tradiciones culturales en peligro

Rosalía Arteaga Serrano

En las últimas semanas hemos visto una serie de comentarios sobre una propuesta de ley bastante controversial, por decir lo menos, que trata sobre los animales. Se trata de la Ley Orgánica para la Protección y Defensa de los Animales, mediante la cual se pretende regular el tratamiento que se da a las diversas especies. Se conceptualiza a los “animales no humanos”  como sujetos de una serie de derechos, lo que va contra varias áreas que deberían preocuparnos más como la seguridad alimentaria de los habitantes de un país.

Coincido, por supuesto, con la mayoría de los ecuatorianos, en que hay que evitar el tráfico de fauna silvestre, el que las mascotas deben ser tratadas sin violencias, en que debemos evitar el sufrimiento de los animales, pero de ahí a pensar en que esta ley se meta con temas que tienen que ver con la supervivencia de los seres humanos o la economía de un país hay mucha distancia.

Creo que estamos viviendo un mundo de extremismos, en el que el negro y el blanco aparecen muy distantes y en el que no se da espacio para las tonalidades, las posiciones intermedias y llegamos a distorsiones que afectan la convivencia de la gente.

He leído por ahí una serie de posiciones absurdas como el de no exhibir a los animales que consumimos —un pollo, un cuy, un pedazo de chancho—, que no se quiere que se utilicen partes de los animales como los cueros, que no se fabriquen una serie de elementos derivados de los productos animales, y un largo etcétera, lo que indudablemente afectaría a enormes sectores de la economía nacional y hasta del turismo.

Ya me imagino lo que ocurriría en tantos países europeos entre los que se cuentan España y Francia, que acostumbran a exhibir sus peces y moluscos en grandes vidrieras, tanto en las pescaderías como en numerosos restaurantes.

En fin, creo que, en la actual situación del Ecuador, hay temas mucho más importantes que poner sobre el tapete de la discusión y no meternos en estas absurdas disquisiciones que afectan al ya depauperado bolsillo de los ecuatorianos.

No celebremos un réquiem por un buen seco de chivo, un chancho a la brasa, un cuy o un pollo asados. ¡Vaya qué tontería!