Rodrigo Contero Peñafiel
La psicoterapia abarca varios métodos, como el cognitivo-conductual, el interpersonal y otros enfoques que ayudan a resolver problemas, basándose en la relación entre la persona y el psicólogo.
Revivir conflictos personales puede ser el origen de problemas mentales más profundos, lo que lleva a buscar ayuda profesional para enfrentar los desequilibrios emocionales. Cuando se identifica la fuente de los traumas mentales, estos pueden dejar de acosar a la persona y convertirse en recuerdos superados gracias a técnicas psicoterapéuticas que se aplican de manera presencial entre terapeuta y paciente.
El contacto físico, visual y verbal, así como la comprensión mutua conmueven a los participantes con imágenes que pueden eclipsar viejas emociones y sensaciones. Al visualizar escenas de liberación, consuelo o perdón se puede reemplazar imágenes negativas del pasado, lo que facilita una pronta recuperación. Las acciones concretas son esenciales para resolver problemas que no pueden ser abordados por teléfono ni mediante videollamadas.
Cuando la persona logra un diálogo con su mente inconsciente, podrá revelar lo que ha permanecido oculto. En esto ayuda el terapeuta.
El cerebro es flexible y capaz de cambiar (lo que se conoce como neuroplasticidad); no es un órgano fijo e inamovible, como se pensaba en el pasado. Es necesario utilizar frases, prácticas o ejercicios que ayuden a forjar una nueva imagen interior, algo que es difícil de lograr sin la práctica presencial de la psicoterapia.
Si no se establece un nuevo “mapa cerebral” con sentimientos, sensaciones y pensamientos renovados, la experiencia de bienestar interior competirá con las viejas reacciones traumáticas que pueden llevar al fracaso del proceso.
Las vías neuronales y emocionales de este nuevo mapa deben ser identificadas con sentimientos positivos y con la confianza en la capacidad de las personas para establecer una base sólida, aunque en algún momento los sentimientos de seguridad y reciprocidad hayan sido sacudidos.