Rebeldía y pacifismo

Muchos izquierdistas radicales parecen haber reculado sobre sus criterios revolucionarios, pues la realidad es que Marx está anquilosado, y sus discípulos Lenin, Stalin, Castro, Chávez, Ortega, han destruido sus países, lo cual es innegable. Han regresado a Albert Camus, pacifistas y rebeldes, enemigo de Franco y del nazismo, Premio Nobel de Literatura 1961. Han comprendido que la revolución no es invento de la izquierda, al estilo marxista. Camus afirma: “Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo” y completa: “No, su misión consiste en que el mundo no se deshaga”. La idea central es que al mundo no hay que cambiarlo sino preservarlo.

La violencia, verbal y física, implantadas en países como Cuba, Venezuela, Nicaragua, son el resultado de un populismo engañoso, que ha dado resultados negativos para esos países. El “Patria o muerte” es un slogan cruel y engañoso, que solo ha producido dolor y miseria. El mismo Camus, ídolo una época de la juventud, sostiene: “Hay causas por las que vale morir, pero ninguna por la que vale matar”. Ojalá los violentos meditaran sobre ese pensamiento tan real y profundo.

En razón de que el fracaso no hay como ocultar, de seguro, aparte de unas frases revolucionarias, el nuevo presidente de Chile no imitará a Maduro y compañía. El mal de muchos permitirá abrir los ojos a ciertos aspirantes a gobernantes en Latinoamérica. Es evidente que en Argentina cambiará la visión del pueblo, ya cansado del peronismo abusador.  Colombia meditará sí vale parecerse a Venezuela. Lula triunfará si Bolsonaro es candidato. En Ecuador nos salvamos por ‘un pelo’ de caer en el correísmo populista y depredador. Gracias al pueblo.

Lo que necesitamos es una ciudadanía inteligente y bien informada, que vea la realidad y conozca la historia. Que no se reduzca a conocer la dosis diaria de noticias; que las redes sociales sean elemento serio de comunicación y que los políticos se dediquen a hacer política y no fortuna. En fin, también los malos ejemplos son útiles: sirven para no hacer lo que hoy llora el vecino. Y no olvidar nada que es premiar la impunidad.