Racismo y violencia

Todos los días asistimos a escenarios de relacionamiento social con brotes de violencia y racismo. Esta dupla convive naturalizada y no es de ahora. Nadie se reconoce en su esencia y finge superioridad frente al otro.

Es un juego en el que la víctima pasa a ser victimario en cuestión de segundos. El oprimido se convierte en opresor y viceversa, sin embargo, hoy estamos más cerca de una polarización revestida de racismo y que se justifica en violencia. Los polos procesan las diferencias con odio y retóricas descabelladas a cuenta de responder cualquier tipo de ofensa. Así no llegamos a ningún lado. Cuidado se vaya la mano de las partes en conflicto.

Rechazo la violencia del lugar de donde provenga y del actor que la promueva a cuenta de cualquier justificación, más bien procuro inocular la razón del diálogo entre los contrarios que tengan la voluntad de respetar sus ideas y encuentren, aunque sea en el lugar más remoto, alguna mínima coincidencia.

Desde el mes de octubre de 2019, el país no ha resuelto ninguna herida del caos, la protesta, la violencia, la acción gubernamental y los discursos de los diversos sectores en contra de sus adversarios. En ese mes se abrió la caja de sorpresas y acumulaciones de ira de todos los sectores. Nadie que participó de los hechos puede ser elevado a ángel ni tampoco tachado de diablo, metafóricamente hablando.

Frente a cualquier hecho, las redes sociales se han convertido en multiplicadoras de una realidad mutilada, pues circula información de todo tipo y para todos, y en la mayoría de los casos sin contexto ni sustancia.

Los fenómenos sociales como el racismo y la violencia ameritan espacios de deliberación más sostenidos, con pluralidad y transparencia, y seguros para el debate. ¡Cuánto ganaríamos si, entre los acuerdos de convivencia democrática, la diversidad se concretaría en la aceptación del otro y no quedase en la parte declarativa y aspiracional!

Hay tanto para hacer, porque el racismo es la expresión de traumas y brechas no superadas que pueden devenir en violencia y usarse de cualquier manera por las partes en conflicto.