Quito se quedó sin alcalde

Quito, en tiempos recientes, tuvo dos alcaldes nefastos: Barrera y Rodas. Desde esta columna se decía, entonces, que la ciudad necesitaba alcalde. En tiempos de Barrera, se mencionaba que éste le disputaba el deshonroso lugar como “el peor de la historia” al “maestro Juanito” (Gustavo Herdoíza). Luego llegó Rodas, de gestión lamentable y concejales con grillete. Pero, faltaba lo peor. Con el voto de uno de cada cinco quiteños llegó este personaje, famoso por la radio chusca, la tecnochicha y el ecuavoley. Algunos creyeron en el vendedor de humo y Yunda defraudó a los quiteños.

Su extraña ausencia en los eventos violentos de octubre de 2019; su afán de figuración en el inicio de la pandemia del covid-19, que terminó con una sospechosa contratación de pruebas coreanas inservibles; los extraños desvíos de fondos desde la empresa de agua potable; la fuga de su secretario de salud para evadir un juicio; los gastos municipales en treinta contratos no esenciales por más de un millón de dólares; o la negativa a operar el metro, como sugieren organismos de crédito, con empresas internacionales (casi tres años de demora en arrancar).

A esto se sumó Jorge Sebastián, el vástago del alcalde Yunda, que demostró -por las pericias policiales a su celular- que de negocios torcidos y reguetón el mozalbete entiende. El hotel Guayasamín en terreno municipal en Bellavista, los conciertos acordados con varios alcaldes, la remoción de funcionarios incómodos de la secretaría de movilidad, el empresario chino Dalong, Cynthia Puga (su “amiguis” y asesora del alcalde), el director de cultura que es su empresario, las videocámaras del Patronato, las bicicletas eléctricas o el estadio en la mitad del mundo. Muchas opciones, por 5, 10, 50 o más K (código en WhatsApp sobre entregas de miles de dólares).

Yunda, por sensibilidad, debería abandonar el cargo (temporal o definitivamente) hasta aclarar las cosas y con derecho al debido proceso. Su aliado, el vicealcalde Guarderas le pidió “que analice su situación y vea qué es lo más conveniente”. Otros concejales insisten en que renuncie al cargo, pero se aferra con “uñas y dientes”. La decisión, está en manos del consejo metropolitano.

El alcalde con grillete (galardón, según él), responsable de la corrupción en una ciudad que tuvo buenos burgomaestres (Durán Ballén, Mahuad, Paz, Sevilla o Moncayo). La sensación que hay es que nunca Quito cayó tan bajo. Se creía que Herdoíza, Rodas o Barrera fueron los peores. Ahora, solo se puede decir que la ciudad no tiene alcalde.