La Inmaculada Apocalíptica, obra maestra de Bernardo de Legarda, es la virgen emblemática del Quito colonial y atesora en su arte una parte de nuestra identidad, fruto del palimpsesto cultural y sus grandes vertientes quitu, cara y mediterránea. Deidades femeninas con arte y espiritualidad son también un legado prehispánico.
Bernardo de Legarda, (1700-1773) es uno de los representantes luminosos de los ingenios de Quito, esos ingenios de los que escribió Eugenio de Santa Cruz y Espejo, quiteño precursor de la libertad hispanoamericana, nuestro Washington sudamericano, según el académico estadounidense Philip Astuto.
El padre Juan de Velasco le dio a Bernardo de Legarda el calificativo de «hombre de monstruosos talentos y habilidades para todo», según lo escribe Rodrigo Villacís Molina. Es deber de los quiteños defender a todas y cada una de nuestras capas históricas y al territorio, es deber y derecho a la identidad.
Los patrimonios natural y cultural están profundamente ligados. Los seres de nuestra biodiversidad y gran paisaje cultural están en peligro.
Para pasar de la queja a la acción y estar a la par de lo que la pandemia exige, es decir ética y decisiones de equilibrio respetuoso de todos nosotros frente a nuestra casa común, el ambientalista Inty Arcos, vecino de los territorios quiteños del Noroccidente que poseen una biodiversidad única y son el hogar de osos de anteojos y muchas especies, cuestionó en el programa gente en Acción un solo concejal se pronunció por la campaña para que la Corte Constitucional realice la consulta popular para prohibir la minería en Quito. «No hay una posición de defensa de estas áreas». «No tenemos una posición desde la Alcaldía», dijo.
La investigadora Cinthia Andrade, miembro del Error Vial Guayasamín, advirtió también la intención de reactivar el proyecto vial Guayasamín sin ningún estudio de impacto ambiental, hecho que amenaza al patrimonio inmaterial de la comuna quitu cara del barrio Bolaños, al patrimonio arqueológico y a un importante biocorredor de aves de Quito.