Quito lunar, espiritual y desempleada

Quito se ha tornado en hermosa acuarela lunar estas noches. El reciente equinoccio del 22 de septiembre vio a algunos caminantes y a la agrupación Kitu Milenario celebrar el Killa Raimi o Fiesta de la Luna con su ancestral mirada en Killa Loma. La historia de Quito equinoccial es espiritual, mágica, es de ciencia y saberes astronómicos vigentes, es libertad y heroísmo.

Esa Luna quiteña, en otro año y mes, fue la inmortal poética de Arturo Borja cuando escribió: “Las viejecitas una a una/ van desfilando hacia el santuario/ y se diría un milenario/ coro de brujas, a la luna.” La sabiduría femenina equinoccial se hace Luna protectora, arte, cobijo y, aún en su plateado esplendor, llora, pues Quito herida sufre el más alto desempleo del país y se empobrece. “¿Cuándo saldrá del barrio la pobreza/ que hace que se viva de milagro…?”, pregunta el poeta Jorge Reyes describiendo al barrio quiteño.

Si hay una estrategia que debe priorizarse de manera urgente para cualquier estabilidad política es la del empleo sostenible y digno para cada familia, lo cual poco importa a los aferrados al cargo y antipatrias. El llamado a las iniciativas privadas y públicas que ha hecho este gobierno, podría, tal vez, alivianar el desempleo en Quito y marcar una clara señal para la estabilidad política a condición de su sintonía con las agendas ciudadanas. Perfeccionarse en estas iniciativas implicará un diálogo interdisciplinario y constructivo de la triada estado, sector privado y ciudadanía.

Frente al estancamiento y crisis municipal de Quito, el sistema de justicia ha quedado bajo el veredicto público como brazo ejecutor de intereses partidistas populistas ajenos al sentir ciudadano y al bien común. Muchos funcionarios de instituciones como el TCE tienen una deuda moral con Quito por hacer caso omiso de las denuncias ciudadanas. Algunas entidades que no escuchan los justos pedidos de los mandantes calzan, tristemente, en estas líneas que publiqué en uno de mis poemarios: “…refulgentes concilíabulos,/ seda y cuello blanco./ Impecable asco/ con el nombre de sagrada institución”.

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