Quito exige un nuevo rumbo

“Mientras la noche se empozaba espesa/ en el hueco de Guápulo esparciéndose/ inconteniblemente, sumergiendo/ los colores hasta la luna tierna/ y la piel y la carne y el hervor/ de la sangre y los capullos deshechos (…)”,  Jorge Reyes dedica estas líneas a Guápulo, paisaje milenario y maravilla patrimonial. La investigadora Cinthia Andrade, en su artículo Guápulo, centro ceremonial Kitu, Kara, Inca y Colonial escribe sobre su ubicación privilegiada para la observación de fenómenos astronómicos. “La iglesia y, por ende, la pirámide, están ubicadas en el Ceque 2 del Antisuyo (según Hugo Burgos)”, anota Andrade destacando esa línea solar que el 21 de junio inunda de luz a los valles y a los templos de Quito.

Valorar integralmente todas las capas históricas de Quito es tarea de todos los quiteños y responsabilidad institucional. Hace poco, visité Guápulo con mi familia y disfruté su belleza y horizonte únicos, su huella milenaria y el púlpito precioso de su templo, joya de madera tallada con el infinito arte y paciencia de las manos de quiteños quindes. Sobre el prodigioso arte de los escultores quiteños, Ximena Escudero refiere a José Gabriel Navarro, que en 1929 escribió: “Muchísimo gustó el mueble a nuestros artistas, como lo demuestran el extraordinario cariño y especial empeño con que siempre lo labraron, conservando la forma hexagonal ya en boga desde la época ojival. Casi no hay templo quiteño que no exhiba un púlpito primoroso, y cuando no lo exhiben, es porque el que tuvieron lo destruyó la ignorancia”.

La ignorancia sumada a la codicia es como una tosca bestia en una cristalería y se parece a algunos que, por acción y omisión, destruyen nuestro patrimonio tangible e intangible por visiones dogmáticas o vandálicas ajenas a nuestro legado cultural como se ha querido  hacer en el Parque Arqueológico Rumipamba. Señor alcalde Santiago Guarderas, los quiteños que luchamos en las calles y las cortes desde el sentir ciudadano contra el desgobierno de grilletes, demandamos el justo paso a las agendas ciudadanas lúcidas que darán a Quito un nuevo rumbo.

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