Quito está botada

077 Debemos condolernos por ello. La ciudad vive una total crisis institucional y de credibilidad de sus autoridades, que son incapaces de administrar y proporcionar seguridad —en el sentido más amplio de la palabra— a los ciudadanos.

Estamos viviendo una de las peores alcaldías de las últimas décadas. La ciudad está totalmente abandonada y a la merced de una humillante decadencia administrativa y política. 

Los actuales protagonistas del municipio capitalino tenían como objetivo defenestrar a Yunda y hacerse con su puesto, mas no el bienestar de la ciudad. Siempre se trató de sus intereses y de sus cálculos políticos, no de los intereses de la ciudad y de los quiteños; si no fuese así, hace tiempo que ya se habría visto uno que otro resultado. Si hubiesen dedicado a la tarea de mejorar la capital la milésima parte del esfuerzo que destinaron a destituir al exalcalde, hoy tendríamos una ciudad mucho mejor. Pero lastimosamente no fue así y hoy Quito es una ciudad desordenada, con altos niveles de delincuencia, peleas, vandalismo, tráfico, desorden y decadencia que se siente en calles, veredas y parques; todo esto a vista y paciencia de las autoridades, quienes no entienden que están allí para gobernar una ciudad que es patrimonio de la humanidad.

No están a la altura y no les preocupa que incluso muchas de las instituciones del municipio no gocen ya de la confianza de los ciudadanos, que perciben corrupción y abuso en el proceder de algunas autoridades. No obstante, nadie investiga ni quiere poner orden, por ejemplo, dentro de la AMT, otro emblema de la decadencia de la capital.

Quito y los quiteños están abandonados. Las autoridades ignoran por completo las necesidades que deben solventar y siguen mostrando al mundo y a los turistas una urbe degradada; eso es lo que más duele.

La única esperanza es que esta administración y este alcalde acaben pronto su mandato; que dejen el puesto a un nuevo alcalde o alcaldesa capaz de recuperar esta joya que hoy en día está totalmente descuidada. Las actuales autoridades solo saben dejar que transcurra el tiempo a la espera de que se acabe su mandato. ¡Qué pena!