¿Quiénes propician la violencia?

Manuel Castro M.

El Ecuador está desesperado por la insurgencia de la violencia. Algunas personas piden a gritos que la fuerza sin límites la reprima, exigen gobernantes duros, fuerza pública violenta y sin entrañas, única forma de salvar al país de la inseguridad. Mas la violencia proviene de los malos gobernantes y de los pésimos jueces. Desde luego sin olvidar las injusticias sociales, pero que no buscan la violencia por la violencia o por obtener beneficios  ilegales, sino igualdad, equidad, trabajo, en fin justicia.

La violencia en sí es un poder nefasto, venga de quien venga. La violencia ilegal en el Ecuador proviene de la narcodelincuencia, de las pandillas organizadas y de los ‘tontos útiles’ y sus políticas desestabilizadoras, salvo que hayan llegado al poder,  sin ética y sin resultados positivos como los correístas y otros populistas que a lo único que aspiran es  disfrutar y quedarse en el poder, droga muchas veces más fuerte que los alucinógenos.

Las sugerencias de imponer la fuerza, de ‘aniquilar’ a los delincuentes, de armar a los ciudadanos no solo que tienen sus bemoles sino ineficiencia y lo peor que adolecen  de justicia y de derecho. Acabo de ver la película ‘Argentina 1985’, basada en hechos históricos, que narra el juicio y condena al gobierno militar argentino que combatió a terroristas argentinos en esos años pero con  espantosos crímenes, con violencia ilimitada,  torturas, asesinatos y desapariciones. Los gobernantes aducían que era una “guerra”, pero olvidaron que primero está la justicia y el derecho de los insurgentes, así que asesinaban a los presuntos asesinos o los desaparecían. En el fondo no solo había represión sino sadismo, locura moral y falta de respeto a los derechos humanos.

La justicia reglada tiene que provenir de los que quieren un país sin delincuentes, sin negocios turbios, sin impunidad. Si se procede de ‘facto’, a la vuelta de la esquina surgen los cobardes, los sádicos, de los que matan a los que matan.

La impunidad, los malos gobernantes y jueces son los causantes de la violencia y luego serán las víctimas, posiblemente de una justicia reparadora, única forma de combatir la inseguridad, el crimen organizado.