Según nos contó Lenín Moreno, un ciudadano le habría dicho en la cara que ojalá tuviéramos un mejor Presidente. Una afirmación que pueden justificar y hasta hacer suya millones de ecuatorianos que han visto cómo durante estos cuatro años de ineficiencia gubernamental, el país y todas sus estructuras sociales, económicas e institucionales se han venido abajo.
Quizá estemos increpando y acusando de mal gobierno y de mala gestión a la persona equivocada. Tal vez, solo tal vez, debemos pensar que Moreno solo fue una ficha de un engranaje más complejo y pernicioso para toda la población.
Hace rato se duda de que Moreno haya sido el verdadero presidente de la República, pues una persona que se expresa como él y que se ha desinteresado cínicamente de la cuestión sanitaria del país no llegaría al grado de gobernar y aguantar cuatro años por sí solo. No es descabellado inferir que Moreno simplemente hizo y deshizo lo que le mandaban a hacer los que en verdad mandan en el país y que se escudaron detrás de una figura no solamente sin liderazgo, sino además totalmente sumisa a intereses ajenos a la población en general.
A Moreno le dieron la ruta económica y política a seguir, así como la dura tarea de pasar las leyes más impopulares para que él diera la cara mientras otros se beneficiaron de las medidas. Si aceptamos esta premisa, deberemos buscar quiénes fueron y seguirán siendo aquellos beneficiados de estos 4 años de “morenismo”. A mi parecer, los hombres detrás del Presidente que han manejado a su antojo el gobierno, pertenecen a sectores prevalentemente de la Sierra, o por lo menos así lo sugieren los nombres y la proveniencia de los ministros que han estado a cargo de los ministerios más importantes. Claro está que desde la costa hubo total respaldo, pero insisto en que las decisiones políticas y económica más importantes se tomaron en Quito. Pese a que Moreno se vá, los que gobernaron en su lugar se quedan y seguirán influenciando en la suerte del país en cada ámbito, como el aumento de precios de combustibles; intereses del BIESS, etc.