Quemada viva

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Carlos Freile

No se trata de un caso de ‘femicidio’ ocurrido en el Ecuador por razones pasionales, no; la mujer quemada vida era una monja católica de República Democrática del Congo. Pertenecía a una congregación religiosa de origen congoleño, las Hermanitas de la Presentación de Nuestra Señora en el Templo; además de vivir su vocación religiosa sintió el llamado a servir a sus semejantes más pobres como médica y así lo hizo. Su nombre: Marie-Sylvie Kavuke Vakatsuraki.

Hace pocos días, mientras la hermana Marie-Sylvie hacía guardia nocturna, el Hospital de Mamboya fue atacado por un grupo de militantes de las Fuerzas Democráticas Aliadas, de la vecina Uganda; un grupo irregular parte del Estado Islámico-Provincia Centroafricana que con frecuencia ataca objetivos católicos en un amplio espacio geográfico. Su propósito es el mismo que el de Boko Haram o el ISIS: volver musulmana a toda Africa a fuerza de violencia.

La hermana Marie-Sylvie  no escapó. Se quedó para evacuar a los enfermos, pero al final quedó encerrada en el Hospital con uno de ellos. Los combatientes islámicos, después de saquearlas, prendieron fuego a las instalaciones con la monja y el enfermo encerrados. Al momento de escribir estas líneas, todavía hay varias personas desaparecidas; se sospecha que los militantes islámicos les obligaron a transportar el botín.

Supongamos que la mujer quemada viva no fuera una monja africana sino una mujer afroamericana asesinada por cualquier motivo; la reacción —a no dudarlo— habría sido mundial, los grandes medios de comunicación pondrían el grito en el cielo contra la “violencia de género” y contra el supremacismo blanco; pero en este caso los asesinos no se distinguen por el color, no se rigen por odios raciales… En consecuencia la vida de esta mujer no tiene valor, no importa, total solo era una monja católica entregada a ayudar a los enfermos más abandonados del mundo. Y que se haya quemado un hospital en una zona de extrema pobreza tampoco impacta, no se trata de Europa ni de cualquier lugar que interese a los poderosos de este mundo. Total una monja y un hospital en Africa ¡qué más da!