¿Qué pasa en Quito?

Desidia, impavidez, temor, cansancio. Es todo junto. La población que vive en Quito atraviesa una fatiga acumulada y no es para menos, pues la factura resultó más costosa de lo que nos podíamos imaginar.

Después de tres administraciones municipales malas, el vacío de gobernabilidad es demasiado evidente. Nadie quiere hacerse cargo de nada y las autoridades creen que su presencia en las redes sociales resuelve los problemas. Cuidado nos quedemos atrapados en el Tik Tok que confunde, equivocadamente, el video casero con decisiones contundentes.

El proceso de remoción en contra del alcalde Jorge Yunda es la expresión de un grupo de ciudadanos y ciudadanas que intentan restaurar el tejido social, pero no es suficiente sin que ello desmerezca lo que han provocado.

La ciudad no tiene un proyecto. Parece que los capitalinos nos movemos a causa de un raro automatismo, adonde nos lleven las aguas porque no hay capitán ni tampoco una tripulación eficiente. Me refiero a la estructura municipal, que nos demuestra todos los días que no está a la altura de los retos y desafíos contemporáneos.

Hay que tomar tres tipos de medidas: urgentes, de mediano plazo y de largo aliento. La más inmediata es la constitución de un Pacto por la Unidad de Quito que tenga como principio la lucha contra la corrupción y la impunidad. La segunda es la conformación de un gabinete ciudadano que acompañe los últimos 23 meses a esta administración municipal frágil, desordenada y de disputas absurdas. El tercer momento es la constitución de mesas temáticas que nos permitan construir un plan de rescate y proyección con participación plural, ética, técnica y democrática. Un grupo de ciudadanos ya empezamos la tarea. Súmate.

La capital debe salir de la unidad de cuidados intensivos, pero eso depende del ánimo que tengamos para superar el mal trago: no más polarización, peor aún fragmentación, más gente probada en los distintos cargos de la administración y decidida a trabajar en beneficio del colectivo. No es el momento para disputar protagonismo, cuando sí de guiar acciones de trabajo colaborativo con eficiencia y transparencia.