Varias instituciones de salud en el Ecuador tienen un protocolo de implementación de salas de acogida para pacientes víctimas de violencia de género, pero muy pocas lo aplican de forma continua y obligatoria. Todas deberían tenerlo.
La realidad en las salas de emergencia es aterradora, pero menos del 5% de pacientes llegan a judicializar sus casos y menos del 2% de los casos reciben sentencia.
La llamaré María. A los 16 años fue víctima de una violación con la que contrajo VIH y quedó embarazada. Llegó al hospital en compañía de su agresor, su padrastro.
Al tener un sistema de identificación (código púrpura) y un área designada para la atención a las víctimas, las casas de salud pueden identificar el caso y tomar acciones al respecto:
- De inmediato, aislar a la víctima de su agresor para que reciba atención médica personalizada y pueda recibir un abordaje real y humano.
- Realizar una sola valoración por un solo médico, para que no se repitan los eventos y no se genere una revictimización. Con esto ayudamos a las personas a no sentir culpa o vergüenza frente a una realidad estigmatizada por un sector muy amplio de la sociedad.
- El código púrpura también activa un grupo de apoyo (psicólogos, psiquiatras, trabajo social) que interviene inmediatamente y ayuda a la víctima a enfrentar el hecho y poner la denuncia, con asistencia inmediata de policía y fiscalía para detener al agresor.
- Se evalúa tratamiento inmediato con antibióticos, antirretrovirales (por riesgo de VIH) y valoración por ginecólogos -en caso de violación- sobre la viabilidad de un aborto terapéutico.
La sentencia de la Corte Constitucional que despenaliza el aborto en caso de violación otorga el respaldo legal para que la víctima sepa que tiene a la Constitución del Ecuador de su lado.
El aborto terapéutico es una práctica que ya se realizaba, no pongamos etiquetas morales juzgando la formación de algunos médicos que lo defendemos. Porque soy padre, soy hermano, soy hijo y soy esposo, apoyo completamente la causa.
* Médico especialista en Emergencias y Desastres.
Miguel Angel Crespo Iñiguez nació en Cuenca, en 1983. Médico especialista en emergencias y desastres de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y máster en gerencia en Instituciones de la Salud de la Universidad de las Américas (UDLA), se ha desempeñado en casas de salud y hospitales públicos, privados y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) en Quito, Ambato e Ibarra.