¿Qué daño pueden llegar a hacer?

Karl Popper recomienda esta pregunta para juzgar a un gobierno y a una política.  Reconozcamos que no tenemos una cultura democrática que permita desarrollar los mecanismos para vivir una auténtica democracia, buscar el progreso, perfeccionarnos como individuos y sociedad. Pruebas al canto: irresponsablemente se habla de posibles “golpes de Estado” que es un contrasentido a lo que es democracia. Esta se perfecciona con más democracia. Los tanteos a los cuarteles han sido de resultados desastrosos y cuando han tenido éxito permanente tenemos gobiernos militares en Venezuela, Cuba, Nicaragua y en el mundo, entre otros, a Putin, quien gobernará Rusia hasta el 2036, si no lo destituyen como a cualquier zar.

Fue evidente que el gobierno de Correa venía a destruir el país, so pretexto de cambiarlo, salvo para los ilusos, odiadores y aprovechadores de quien esté en Carondelet. El pueblo aprobó la Constitución de 2008, tan nefasta que ha permitido el robo, la impunidad y la posibilidad  de gobiernos autoritarios. Ahora, con criterios pseudojurídicos se duda de si el mismo pueblo podría derogar esa Constitución que tanto daño nos ha hecho y nos seguirá haciendo.

El argumento de que nadie cree en la Asamblea es inservible. Se la debe mejorar eligiendo mejor a los representantes, misión que corresponde a los partidos políticos, a los que hay que darles impulso y permanente observación, con críticas reales y comprobables. Los odios solo conducen a parecernos a lo que odiamos. No es cierto que las ideologías tambalean, pues no hemos dejaos de ser pensantes. Debemos reivindicar a la política y desechar a los malos políticos, a los juzgados como ladrones y aspirantes a “libres” y a volver al poder.

Es cierto que carecemos de “grandes líderes”, pero debemos exigir al que tenemos de gobernante que con sus acciones devuelva la esperanza al pueblo, deseche a sus colaboradores ineficientes (como los de Senain), tenga un ministro de Gobierno que sea una personalidad vigorosa sin triste pasado y que inspire confianza. Con talento, honestidad y visión, aún se puede salvar el ideal democrático.