Próxima alcaldía de Quito

El abandono de la capital por parte del actual alcalde Santiago Guarderas debe hacernos reaccionar y pensar en los cambios que deben darse en una ciudad que, paradójicamente, tenía una gran tradición de burgomaestres de calidad que lideraban con obras y acciones trascendentales. Aunque hacer previsiones parezca prematuro, es legítimo empezar a identificar a los posibles candidatos triunfadores.

Entre los más opcionados podría estar Roque Sevilla, quien de postularse por CREO tendría serias posibilidades de ganar. Hay ya cierta estrategia de campaña y su aparente relación de confianza con el Ejecutivo podría beneficiarlo.

Otros candidatos son seguramente Jorge Yunda, que pasa más tiempo en TikTok que algunos “influencers”, o la misma Luisa Maldonado, quien en las últimas elecciones quedó segunda y que —según cuentan “por ahí”— estaría conversando justamente con Yunda. Los dos saben que obtuvieron en muchos sectores de Quito un voto consistente con el que siguen contando.

En cuanto a los candidatos del correísmo, se debe esperar para conocer las verdaderas intenciones y jugadas que se van a dar. La campaña no será para nada sencilla y lucen cuidadosos.

Obviamente hay otras opciones y habrá sorpresas, pero por ahora la candidatura que más llama la atención por estrategia y visión es la de Wilson Merino, un verdadero outsider que podría sorprender por su capacidad de generar confianza.

También suenan más contendores —como César Montúfar, Alarcón, Solines, María José Carrión—  y futuras sorpresas —como las no tan descabelladas postulaciones de Barrera o del mismo Baroja—, pero tienen mucho por hacer antes de poder ser considerados alternativas serias. Otro posible ganador sería Hervas, pero probablemente no quiera lanzarse al ruedo.

Un papel importante y por ahora subestimado será el que jueguen las y los candidatos a las prefecturas, puesto que si se arma una buena dupla, un mismo partido podría quedarse tanto con la Alcaldía como con la Prefectura. Lo más importante es que Quito tiene la esperanza de volver a ser aquella capital que todos conocimos algún día y que los malos políticos destruyeron por envidia, traición y cálculos personales.