¿Por qué no votar por Yunda, Muñoz, Pabón y Churuchumbi?

Ugo Stornaiolo

Las elecciones del 5 de febrero son decisivas para cambiar Quito y Pichincha. En las encuestas lideran —por ser conocidos, no reconocidos— los cuatro personajes de marras auspiciados por el correísmo y Pachakutik (grupos que crearon el caos y destruyeron la ciudad y la provincia en los paros de 2019 y 2022).

Yunda, que sigue con grillete, se cree Maradona. Una pancarta en su sede de campaña dice “Yunda de la gente”. La ciudad que él dejó (y sus antecesores: Barrera y Rodas) y que maneja Guarderas, es una ciudad somnolienta, que no reacciona cuando la asaltan, como pasó en 2019, cuando Yunda se esfumó.

La ciudad es un mercado, desaseada, desordenada. Antes se preciaba de tener mejores alcaldes que presidentes. En los últimos tres períodos cayó una plaga de corruptos, indolentes e incompetentes y es caldo de cultivo para populistas, demagogos u oportunistas.

Yunda y Pabón responden al electorerismo del voto duro que permite ganar con menos de 20% de votos. Pabón también usó grillete, por su participación en el intento de subversión en las movilizaciones de octubre de 2019. En los casi cuatro años de su gestión solo entregó maquinaria, insumos y víveres a los indígenas que asaltaron Quito en 2019 y tuvo la desvergüenza de hacer un cobro adicional en la matrícula vehicular para mantener las vías de la provincia.

Tanto quiere Pabón reelegirse que contrató por la insultante cifra de $500 mil un mural de Pavel Egüez, artista y militante de la revolución ciudadana y contrató a Radio Pichincha, liderada por otro alfil del correísmo, Orlando Pérez, para hacer cuñas, radionovelas y spots de televisión por el bicentenario de la batalla del Pichincha (una radio que no hace TV) por más de $400 mil.

El alcalde de Cayambe, Guillermo Churuchumbi, estuvo muy activo en los bloqueos de los últimos paros indígenas y aunque lo niegue, su pensamiento es muy cercano al de Leonidas Iza. Su presencia en la prefectura garantizaría que las protestas sitien a Quito en Cayambe, mientras el líder de la Conaie lo haría en Cotopaxi .

Pabel Muñoz fue funcionario del gobierno de Correa en puestos clave. Renunció a ser asambleísta y tiene una investigación administrativa por $13.600 y una glosa civil por $15’087.861 cuando, como Secretario de Planificación y miembro del directorio de TAME, aprobó el arrendamiento de un Airbus A330 (matrícula HC-COH), la certificación de la aeronave y su tripulación, entre otros. Todas estas son razones válidas para no votar por Yunda, Muñoz, Pabón ni Churuchumbi.