Por mal camino

Por Salvatore Foti

El Ecuador hoy va por mal camino. El país vive un colapso social e institucional que parece insanable. La criminalidad sigue poniendo sus reglas solapadas por la justicia y todas las instituciones que la componen —cuando no se trata de colusión—, evidencian su total ineptitud y cinismo frente a una ciudadanía que clama para que se cumplan las leyes y se restablezca el orden en medio de tanto caos.

Los criminales no solamente no van a la cárcel sino que pueden tranquilamente seguir delinquiendo porque no hay autoridad ni voluntad política que sea capaz de impedírselo, ni presencia policial o militar que proporcione tranquilidad a la ciudadanía.

Debemos tener el valor de decir que lo que hoy está viviendo el Ecuador es de total responsabilidad de quien gobierna, no de quién gobernó. Ecuador estuvo mejor cuando nos dijeron que estaba peor y está desgobernado y dejado en la orfandad estatal, justamente cuando nos dicen que vamos por buen camino. Los que gobiernan y quienes los apoyan siguen justificando lo imperdonable o, peor aun, ignorando la realidad; cayeron otra vez en la falacia “aristocrática” de que la gente es muda y no se da cuenta de lo que pasa.

Aseveramos que los que no ven lo que está pasando ni lo que pronto podrá pasar, son los sabios de hoy, quienes después de haber ganado una elección hablándonos de lo malo que eran los otros hoy representan a un país fallido e insalvable. Estamos tan mal que hasta se están adoptando las malas estrategias de Lenin Moreno, quien junto a su equipo se empeñaba en ignorar la realidad presentándonos un país de fantasía donde la supuesta recuperación económica o la pronta creación de puestos de trabajo ha tomado el lugar de los trenes playeros, la sede mundialista y los vacunados VIP; mientras el pueblo sigue viviendo la realidad de la gasolina más cara de la historia y de la criminalidad y violencia más trágica.

Vamos por mal camino y la esperanza se va acabando, junto con la paciencia de los que algún día creyeron en la receta del actual ejecutivo. El presidente ya debería empezar a remover a muchos de sus ministros y ministras, que siguen sin dar respuestas contundentes a la ciudadanía.