Política latinoamericana inconsecuente

Manuel Castro M.

Mientras analistas, intelectuales, ciudadanos dizque progresistas (quién no lo es), exigen democracia, igualdad, no impunidad y respeto a los derechos humanos en Latinoamérica, en la práctica con  el casi silencio o medias tintas de aquellos proponentes no se aplican dichos valores consustanciales a la democracia, a la libertad y a la justicia.

En Argentina, la vicepresidenta Cristina fomenta la violencia: “Me quieren presa o muerta”, ante un amago de atentado y una sentencia penal en firme dictada contra ella. Además es la oposición a su cuate Fernández, que ella mismo promovió.  Argentina es una bomba económica y social y el peronismo no se percata ya que solo le interesa el poder. Lo cierto que todos son peronistas. “¡Acaso, che, dudas del peronismo!”, pues hasta el Papa Francisco que es un santo tiene esa debilidad.

Petro en Colombia dispone la creación de cien mil combatientes tomados de los grupos terroristas y exige millones de dólares para tal fin. Inconsecuente con la Constitución de ese país y lo nefasto de crear fuerzas paramilitares como las represivas Bolivarianas de Maduro y en épocas pretéritas las SS de Hitler o los carabineros de Arroyo del Río, quien no duró “un día más” por sus atropellos.

AMLO, en México, es de una inconsecuencia efectiva: consulta si debe quedarse, cuando nadie le ha pedido; ante la violencia y el crimen organizado proclama “abrazos y no balazos”. No vive el presente sino algún futuro pseudo revolucionario. Cantinflas o el Chavo del Ocho, comediantes de primera, le dan lejos en humor y conocimiento de la realidad, salvo que, por algún artilugio (los populistas son expertos en ello), se quede indefinidamente, pues no faltan los que creen en los gobernantes eternos, por supuesto para medrar de ellos.

En Ecuador, el PSC, que auspició la candidatura de Lasso pasa a la oposición y pacta con el depredador correísmo. El poder es todo, el país nones. Desde su tumba se revolvería indignado el insigne presidente Camilo Ponce, fundador de ese partido.

Y siguen los inconsecuentes políticos de nación: Maduro, Ortega, Bukele, Díaz- Canel.