Periodismo responsable

La reciente concesión, en Oslo, del Premio Nobel de la Paz a dos periodistas refleja la importancia de la libertad de expresión que se desenvuelve en medio de circunstancias adversas, como bien puntualizó el comité correspondiente de este representativo organismo, al proclamar los ganadores: la filipina María Ressa y el ruso Dmitry Muratov.

 Dedico este artículo a la trayectoria de María Ressa, quien ha sido víctima de amenazas, acoso y prisión, a causa de su valiente desempeño profesional. En contraste, también ha sido objeto de reconocimientos igualmente significativos, como el Premio Mundial de la Unesco Libertad de Prensa o el Guillermo Cano, además de su nombramiento de Periodista del Año (2018) por la influyente revista Time.

María Ressa, al recibir el preciado galardón, ha puntualizado: “Nada es posible sin los hechos. Un mundo sin hechos significa un mundo sin verdad y confianza”, al resaltar la necesidad de que el periodismo no se aparte de la objetividad, ya que “ vivimos en un mundo donde los hechos son debatibles y donde los mayores difundidores de noticias dan prioridad a las mentiras, que se difunden más rápido que los hechos, por lo que el periodismo se ha convertido en activismo”, al referirse sobre todo a lo que conllevan, en no pequeña parte, las redes sociales que carecen de adecuados controles y que por ello difunden falacias y mensajes de odio que ponen en peligro a los países.

El periodismo responsable es garantía para la libertad, democracia, vigencia y defensa de los Derechos Humanos, a eso se debe que es perseguido por los intolerantes, exponentes del despotismo, que buscan obsesivamente eternizarse en el poder atropellando, descaradamente, los derechos y libertades que crean la atmósfera indispensable para el bienestar, la dignidad y el adelanto.