¿Pensantes y actuantes?

Alejandro Querejeta Barceló

Tenemos por delante una coyuntura crucial para la democracia. A las crisis, incertidumbre e inestabilidad vividas en los últimos años, se añadirá el proceso electoral y el impostergable debate sobre la consulta popular que le acompañará. Y no es para menos; la consulta contempla materias como extradición, un consejo fiscal, menos asambleístas y movimientos políticos, entre otros temas álgidos.

Que se quiera tener menos asambleístas y movimientos políticos incomodará a no pocos de los participantes en las elecciones. De aprobarse esto, muchos de los que se dedican al ‘negocio’ de la política verán caer sobre sí un verdadero ‘saco de plomo’. Su modus vivendi de larga y tormentosa historia habrá terminado. El otro punto controversial es el de quitar facultades al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.

El Gobierno quiere tomar el toro por los cuernos, pero, ¿podrá, siendo tan débil, hacerlo? A los autócratas o demócratas al uso les cuesta defender su punto de vista ante cualquier conflicto de intereses de manera sensata. El insulto, las vejaciones, el linchamiento, la ofensa y las injurias, así como las teorías conspirativas tienen por delante un escenario en el que regodearse y sacar partido.

A los votantes solo nos queda acabar con la ingenuidad de pensar que si estamos mal nos vamos a poner bien solo con desearlo. Hasta ahora los votos en elecciones sucesivas no se han hecho pensando en la salud de la democracia, sino buscando a un líder que les dé lo que quieren quienes lo ejercen o que odie como ellos odian.

Una campaña electoral, con la consulta en medio, estará marcada por una intensa y letal desinformación, que dejará al país aún más dividido y difícil de gobernar. Nos cuesta entender de una vez que somos responsables de nuestros errores y nuestros crímenes, porque no somos una masa ni un rebaño, sino una reunión de seres humanos pensantes y actuantes.

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