¿Pasaporte premium?

Por Italo Sotomayor Medina

Cuarenta y ocho horas bastaron para que la última gran novedad del Registro Civil fuese dada de baja, vía Twitter, por el presidente Lasso. Como en el paisito no hay cómo aburrirse, de inmediato los titulares de los medios de comunicación y las redes sociales recogieron la noticia sobre un nuevo trámite para la obtención de pasaportes, sin cita previa; siempre y cuando se estuviera de acuerdo en pagar $150 y no los $90 del trámite regular. Para muchos, significaba una buena noticia, pero para otros tantos, la idea era sencillamente inconcebible.

No será la primera ni la última vez que existan costos diferenciados para unos y otros trámites, más allá de la dependencia pública a la que accedamos; sin embargo, aquí lo importante es que entendamos que a lo que se dedican las instituciones públicas, es precisamente a la prestación de servicios públicos y como tales, deben ser oportunos, regulares, continuos y especialmente, eficientes (o al menos así esperamos que sean). Como fue evidente, el solo anuncio de la noticia y la diferencia de precios causó malestar; pese a aquello, si leemos entre líneas, el Registro Civil nos está diciendo que está capacitado para entregar pasaportes el mismo día y sin necesidad de cita previa. Hasta ahí todo bien; no obstante, lo condenable es que la eficiencia y velocidad del servicio estaba supeditado a unos cuantos dólares más. Si el material, la tinta, el papel, el tiempo de vigencia e incluso los funcionarios destinados para estas labores son los mismos, es claro que el Registro pudo habernos ofrecido el mismo servicio y al mismo precio; o lo que es igual: “servicio exprés”, pero sin “tarifa exprés”.

Queda de lección que las formas son importantes y la planificación de los servicios públicos, también. No puede pretenderse que existan servicios de primera clase y otros de clase popular. Esto no quiere decir que las tarifas no puedan revisarse o sean inmutables, más bien deben ser estudiadas periódicamente como garantía para que el propio servicio siga siendo prestado en las mejores condiciones posibles. De lo que se trata es que el servicio público nacional, tan venido a menos, mejore y su calidad se sostenga en el tiempo. Sin duda, es un reto para la administración actual desprenderse de la histórica y endémica ineficiencia a la que parecería que ya todos estamos acostumbrados. Veremos.

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@ItaloSotomayor