¿Pacto inconfesable?

Salvatore Foti

A pesar de que estamos a escasos días de que se celebre la consulta popular debo admitir que el ambiente y la estrategia electoral, tanto para que la gente se decida por el ‘Sí’ como por el ‘No’, es bastante tibio. Todo se vive de manera sospechosamente relajada  y no se percibe que alguien tenga la voluntad de generar más impacto mediático para promocionar las diferentes posturas alrededor de la consulta.

Resulta sospechoso porque, si comparamos la campaña sobre esta consulta con otras interiores —inclusive la propuesta por Moreno—, veremos que en aquel entonces  sí hubo de parte de ambos bandos una campaña mucho más estrepitosa.

Ahora, si por un lado es plausible que los promulgadores del ‘Sí’ hayan decidido bajar el perfil para que la gente no vea en la consulta la posibilidad de aprobar o desaprobar la gestión del mandatario —que hace rato no goza de gran popularidad— también es cierto que la falta de imaginación y cinismo por parte de los sostenedores del ‘No’ me impone ser perspicaz y cauteloso sobre la real intención de no intentar, ni siquiera, que al Gobierno se le ponga más difícil.

De repente, los opositores de Lasso se olvidaron de cómo comunicar y hacer campaña electoral. De repente los adversarios del actual Ejecutivo se han vuelto ingenuos y no van a aprovecharse de lo que es uno de los peores momentos, en términos de popularidad e imagen del Gobierno.

Nadie se aprovecha como podría, y debería, ser en campaña electoral de los tremendos ingredientes que tiene como para quitarle el sueño al Presidente: el presunto caso de corrupción que involucra a su círculo más cercano; las posibles reformas que se vienen en el IESS; la delincuencia; la falta de medicinas; etc. etc.

De repente los opositores a Lasso se han vuelto acidiosos e incapaces de posicionar sus tesis. Hasta los líderes más expertos se están quedando cortos y no puedo no concluir que, tal vez, al final se dio aquel famoso acuerdo entre Lasso, Correa y Nebot para que el mandatario termine su periodo sin mayores sobresaltos y para que, a cambio, sus adversarios se vean beneficiados por ‘cortesías’ que a corto y mediano plazos podremos visibilizar de mejor manera. Hay que empezar a buscar si hay pactos inconfesables